“Al pasar otra vez por al lado de este tipo, abrió la puerta y se masturbó (mostrando todo)”

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    Hace unos 10 años, iba caminando (un día domingo a las 4 de la tarde) a un paradero por Marchant Pereira en dirección a la calle Bustos (Providencia). Un tipo salió de un edificio y me quedó mirando fijamente, crucé la calle hacia Bustos y el tipo arriba de un auto tomó esa calle y se detuvo unos pasos adelante mío (vereda derecha). Cuando pase al lado de su auto, él estaba sentado por el lado del copiloto (fue extraño) y me quedó mirando con cara de depravado, por lo que me asusté y crucé a la vereda izquierda. Nuevamente apareció él en su auto y se detuvo otra vez más adelante, en ese momento me dio mucho susto por la anomalía de su actuar y además no había nadie más circulando en la calle. Al  momento de pasar otra vez por al lado de este tipo, él abrió la puerta y se masturbó (mostrando todo) mirándome con cara de psicópata. No sentía las piernas ni fui capaz de correr, el tipo retrocedió y se fue. Mi estado de shock no me permitió decirle nada ni menos tomar la patente (en ese tiempo vestía como rapera, pantalones talla 56 y un polerón XL, es decir cero provocación). Subí a la micro tiritando y cuando llegué a mi destino y me encontré con mis amigos no podía hablar de lo sucedido, ya que solo podía llorar por los nervios. Fue lejos lo más asqueroso que me ha pasado. Actualmente tengo 28 años y aprendí a enfrentar muchas situaciones de acoso callejero por la simple razón de que no es justo.