“Con una mano me tomó la cara y con la otra, mi vagina, luego lamió mi cuello y salió corriendo”

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    Desde aproximadamente los 13 años que sufro de acoso callejero, como ‘‘agarrones de paso’’, ‘‘punteos’’ en la micro y en el Metro, miradas lascivas, susurros de cosas al oído de hombres mayores y todo tipo de gritos, pero hasta hace poco nunca había sido físicamente violentada en la calle.

    Ayer, alrededor de las 19:30 hrs, como todos los días, caminaba desde la estación Príncipe de Gales hacia mi casa. Es un trayecto que no demora más de diez minutos caminando y siempre hago lo posible por ir por lados transitados. Desde el Metro, sentía a alguien caminar detrás de mí, pero no le presté mayor atención. Incluso en algún momento pensé en darme vuelta y mirar, pero pensé “no, qué perseguida, quién me va a hacer algo acá si está claro y lleno de gente y casas”, así que seguí caminando y me metí por un pasaje pequeño llamado Las Crisálidas, justo en la esquina con Mariano Sánchez Fontecilla (calle paralela a Av. Tobalaba en la comuna de La Reina). Un poco más allá de la esquina, sentí a alguien corriendo, y de la nada alguien me agarró desde atrás, con una mano me tomó la cara y con la otra me agarró mi vagina y la apretó fuerte, para luego seguir pasando su mano por el resto de mi cuerpo, lamer mi cuello y salir corriendo.

    No sé cuánto tiempo habrá sido, no creo más de diez segundos, en los que grité, traté de sacármelo y seguí gritando hasta que la garganta no me dio más. Cuando me soltó y se fue corriendo, le grité todos los insultos que se me vinieron a la cabeza en el momento y seguí gritando hasta que empecé a llorar. Me quedé parada llorando pensando en qué hacer, si llamaba a alguien o salía detrás de él, pero al final salieron unos pocos vecinos a ver qué pasaba y ya lo había perdido de vista. Uno de los vecinos me fue a dejar hasta mi casa porque la verdad estaba bastante nerviosa y asustada todavía. Lo único que pude reconocer de su cara, fue la barba. No tengo certeza de si realmente le vi algo más, solo recuerdo eso.

    Todo esto pasó a menos de dos cuadras de mi casa, en un barrio que consideraba seguro. Ahora voy a tener que cambiar mi ruta porque definitivamente no me atrevo a hacer el mismo camino de siempre. Lo que más me da miedo es pensar que este tipo puede que frecuente ese lugar y que tal vez no soy la primera ni la última. Por lo mismo denunciaré hoy a Carabineros y a Seguridad Ciudadana. Tal vez no consiga nada porque nunca encontrarán al tipo, pero al menos podré dejar constancia de que pasan estas cosas en el sector.