“Debajo del jumper tienes calzones, quiero que con la mano te toques ahí”

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    Era un lunes, tenía once años y el día anterior me había quebrado el brazo, por lo que estaba con reposo. Mi papá se fue al trabajo y mi mamá tuvo que salir a hacer algunos trámites. Eran como las nueve de la mañana y yo estaba sola en mi casa cuando llamaron por teléfono, contesté y era una llamada de cobro revertido, corté. Volvieron a llamar y pensé que quizás era mi papá que necesitaba algo y no tenía plata, así que acepté la llamada.

    De repente me habló un hombre, se notaba que era mayor, y me preguntó si estaba mi papá o mi mamá. Como era chica y media pava le dije que no, me preguntó si estaba sola y le dije que sí. Me contó que era un amigo de mi papá, que lo había conocido en Mejillones cuando yo era muy guagua, así que seguramente no me iba a acordar del él y me empezó a meter conversa, me preguntó en qué curso iba, entre otras cosas, cuando de repente me preguntó de la nada “¿cómo estás?”, le dije que bien y me dice: “no, ¿cómo estas ahora?, ¿cómo estás vestida?“.

    En ese momento quedé congelada, no sabía qué decir ni qué pensar y le pregunté: “¿cómo?”. Se quedó callado un rato y me dijo, “cuando tú vas al colegio, ¿cómo vas vestida? Con jumper, ¿cierto? ya… ¿qué hay debajo del jumper?”. Yo le dije: “¿calcetas?”. Se enojó y empezó a hablar con mucha agresividad y me dijo: “no po’, debajo del jumper tienes calzones, ya, quiero que con la mano te toques ahí”.

    En ese minuto empecé a tiritar entera y sentía que no me podía mover, que no podía hacer nada, le dije que iba a cortar porque ya había llegado mi mamá y me dijo: “a ver, dame con ella… ¿viste que soy mentirosa?”. En ese rato me dio la dirección de mi casa y el nombre de mi papá, me dijo que estaba hablando por un teléfono cerca de mi casa, y que si no hacía todo lo que me decía, iba a venir para acá. Me puse a llorar y lo único que atiné a hacer fue encerrarme en el baño, por si llegaba a venir. Me acuerdo que me decía que me calmara.

    No quise colgar el teléfono por  miedo a que realmente viniera. Aquí hay un momento en que quedé en blanco y la verdad no me acuerdo mucho, sólo sé que después estaba en el antejardín de mi casa gritándole a la vecina para que me pudiera ayudar. Después de eso, el tipo ya había colgado.

    Después con mi mamá intentamos hacer una denuncia en Carabineros, pero nos dijeron que ni aunque tuviésemos el número de donde me había llamado podríamos hacer algo, ya que lo que había hecho, no era ningún tipo de delito.