“Desde los trece años que sufro de acoso, pero ya no me callo más”
Se ha hablado mucho de que somos culpables, por cómo “andamos vestidas”.
Ese día iba con unos pitillos, mis zapatillas ultra “carretiadas” y una polera cualquiera (pabilo o con mangas, pero ese día hacía calor). Siempre que salgo voy escuchando música, para no escuchar las bocinas de los idiotas y los típicos “guachita rica”, que no quiero ni necesito escuchar. Ese día justo no iba con audífonos. Iba camino a la casa de mi pololo que vive como a cuatro cuadras de la mía. Cuando iba a mitad de camino, se acercó un tipo de unos cuarenta años que me dijo “mijita, te lo metería todo”. Sentí tanta impotencia y rabia que sin dudarlo me di vuelta y lo encaré diciéndole “VIEJO CULIAO ASQUEROSO, PUEDO SER TU HIJA O TU NIETA HUEÓN; NO TE DA VERGÜENZA? QUE ASCO HUEON”. Me miró sorprendido, casi asustado, se dio media vuelta y se fue. Me sentí tan bien por no haberme quedado callada con el asco y rabia dentro. Sentí que nadie me iba a volver a acosar nunca más porque desde ese día comencé a defenderme. Desde los trece años que sufro de acoso, pero ya no me callo más.