“En ese momento corrimos lo más rápido que pudimos”
Ya han pasado más de seis años, había salido a caminar con una amiga a menos de un kilómetro de mi casa que se encuentra en un lugar relativamente seguro, ya que es un barrio residencial. Teníamos apenas trece años, íbamos en séptimo básico. Recuerdo que de un momento a otro sentimos que venía un auto, pero no le prestamos mucha atención hasta que comenzó a bajar la velocidad y quedó al lado de nosotras. Inocentemente pensamos que era alguien que quería pedir alguna dirección o algún tipo de información, pero al voltearnos nos encontramos con un señor de no más de treinta años masturbándose y mirándonos directamente a los ojos. En ese momento corrimos lo más rápido que pudimos a mi casa muy asustadas, porque pensamos que nos podría violar. Por fortuna no sucedió nada más.
Me dio tanta vergüenza y miedo que solo le conté a algunos compañeros de curso que inclusive lo encontraron chistoso… Personalmente a esa edad jamás había visto nada así y fue terrible saber que ese hombre estaba dando vueltas alrededor de mi casa, de mi barrio y que ya no podía salir a caminar tranquila. Nunca le conté a mis papás y hasta hoy recuerdo absolutamente todo lo que sucedió, fue terrible. Una niña jamás debería verse expuesta a este tipo de situaciones y me da mucha pena que sigan sucediendo cosas así.