“Grité muy fuerte, pasaron mujeres y hombres con sus hijos sin hacer nada, como si fuera lo más normal del mundo”
Desde los 12 años que he tenido que soportar todo tipo de acoso. Jamás me visto con faldas o vestidos, más por miedo que por otro motivo.
Cuando tenía 13 años, me ocurrió algo que aún me causa dolor y miedo. Fue a las ocho de la noche, en Halloween. Iba camino a mi casa, recuerdo que andaba con una polera y unos pantalones. Comencé a sentir que alguien me seguía, pero como aún había niños con sus madres en las calles pidiendo dulces, no le tomé mucha importancia.
A solo unos metros de mi casa, un grupo de hombres se acerco a mí. Me agarraron las manos, inmovilizándome. Me tocaron, violaron mi espacio y me dejaron marcada de por vida. Grité muy fuerte todo el tiempo y nadie me ayudó, mujeres y hombres con sus hijos pasaron por al lado sin hacer nada, solo observando, como si fuera lo más normal del mundo.
Luego de manosearme y frotar sus genitales contra mi cuerpo, se fueron. Tenía 13 años, ahora tengo 18 y sigo caminando con miedo por la calle. Yo no entiendo cómo existen personas que defienden este tipo de actos o le bajan el perfil, cómo no apoyan iniciativas para erradicar esta violencia que vivimos las mujeres. Ninguna mujer tiene porqué vivir algo tan grave como lo que me sucedió a mí.