“Haber dado con él y haberlo denunciado es un alivio inmenso”

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    Eran cerca de las nueve de la mañana y un auto me siguió hasta mi casa. Jamás me percaté. El auto era del año y el motor era imperceptible. El conductor sacó su mano por la ventana y me agarró el trasero. Yo estaba colgando el teléfono y al sentir el “agarrón” sólo reaccioné a tirar un manotazo al hombre y tirarle un improperio. El auto avanzó, yo me congelé. Corrí hacia mi casa, les conté a mis papás y salimos a buscarlo en auto. Como no dimos con él, volvimos. Para nuestra sorpresa, el muy sin vergüenza había vuelto a pasar por el mismo pasaje donde me atacó.

    Lo seguimos en auto y el tipo se fugó. Transgredió infinitas normas de tránsito. Hasta pasó a llevar un auto. Luego lo perdimos en el camino. Pese a eso, pude gritarle y dejarle claro lo mal parido que era. Mi papá le dio un susto que seguramente jamás olvidará. Por suerte anotamos la patente.

    Tengo rabia aún, pero haber dado con él y haberlo denunciado es un alivio inmenso. No sé cómo habría sido cargar con la impotencia de no haber hecho nada. Yo pude, pero me preocupó saber que en la comisaría dijeran que hay pocas denuncias de estos abusos o acosos, cuando me he enterado por personas del sector y chicas de mi edad que estos ocurren. Chicas, DENUNCIEN, es la única manera de que se hagan cargo de este problema.

    Lo otro, no bajen la guardia. Yo soy una persona terriblemente paranoica. Si salgo, llevo mi gas pimienta, pero esta vez no lo traía, porque nunca imaginé que a esa hora me sucedería algo así. El tipo no era un viejo depravado, era joven de buen aspecto, de no más de treinta. A veces el estereotipo que tenemos de “hombre peligroso” no permite que estemos alerta.

    Ojalá esto les sirva de algo, yo esperaré  la denuncia y seguiré con los trámites.