“Hoy tengo una hija y sigo pensando lo mismo, quiero que pueda ir donde quiera”
Mi mamá varias veces me relató esta historia, siendo yo muy pequeño y hasta bien grande.
Iba ella con mi papá (cuando aún eran pololos) por una de las calles de Chillán cuando tres tipos, conductores de locomoción colectiva, se les cruzaron. Apenas pasaron en sentido contrario, uno de ellos le da un agarrón. Ella le cuenta a mi padre, él que se da vuelta y los encara y ellos responden con golpes y amenazas. Entre ambos (mi papá y mi mamá, armada de su cartera con un gran frasco de colonia en su interior, que acababa de comprar) los hacen huir.
Ella siempre terminaba la historia diciendo “menos mal que iba con tu papá” y en mi interior, con rabia y pena pienso que desearía vivir en un país donde no fuera necesario que las mujeres anduvieran acompañadas de un hombre para sentirse seguras.
Hoy tengo una hija y sigo pensando lo mismo, quiero que pueda ir donde quiera, a la hora que quiera y vestida como quiera. Quiero que viva su vida feliz y sin miedo.