“¡Luchemos por nuestro respeto!”

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    Tengo 22 y creo que he sufrido muchos más acosos que los años que tengo. Me han asaltado tres veces y en mi etapa escolar sufrí a diario miles de punteos

    En mi etapa escolar sufrí miles de acosos, el más chocante fue en los años que me movilizaba en la hora punta hacia mi liceo. Un viejo verde empezó a tocarme la vagina. Probablemente tenía hijas y nietas. Quedé paralizada y solo atiné a pegarle un codazo y tratar de moverme. En ese momento, el cobarde se movió rápido.

    Después en la universidad sufrí otro episodio de violencia. Recuerdo que a eso del mediodía iba camino a la micro, pero para llegar al paradero tengo que pasar por una calle solitaria, donde por una cuadra es solo pared y rejas de unas parcelas. Me faltaba la mitad de esa calle y vi que un auto dio la vuelta en U, estacionándose justo frente mío, en una vereda que es muy chica. Escuché que algo me dijeron desde la ventana y al mirar, vi que el huevón se estaba pajeando y gritándome cosas sexuales. Comencé a caminar rápido hacia donde hubiera más gente. Me di vuelta para ver la patente y el tipo empezó a retroceder el auto para seguirme. Ahí tuve que correr hasta llegar a un sitio concurrido, pero el loco volvió a avanzar. Mi miedo y desesperación fue terrible. No sabía qué hacer ni a quién acudir. Llamé a los pacos, pero no hicieron nada. Después de un largo rato, tomé la micro y el huevón seguía ahí.

    Creo que nunca había relatado todas las cosas que me han pasado, y eso es solo una parte, pero ¿qué se puede hacer? Solo sé que tipos como esos, no lograrán que ande con miedo. Mujeres, somos fuertes, somos más y por eso hay que aprender a defenderse, porque son unos cobardes que se creen superiores a nosotras, pero cuando los enfrentamos se descolocan. Luchemos, no nos rindamos, hermosas mujeres. ¡Luchemos por nuestro respeto!