“Me dijo una frase que hasta hoy me da repulsión acordarme”
Fue hace unos siete años. Yo tenía 14 y ese día me iba a juntar con unas amigas de otro colegio en el parque Araucano. Estaba muy emocionada, así que partí vestida de uniforme.
Antes de llegar, pase por una construcción y vi cómo salían varios maestros. Pensé en cambiarme de vereda, porque ya había recibido comentarios que me molestaban. Pero, como estaba atrasada, decidí pasar rápidamente tratando de ignorarlos. Recibí silbidos y otros comentarios, los ignoré por completo, hasta que pasó el último hombre y me dijo una frase que hasta el día de hoy me da repulsión de sólo acordarme. Fue tan violenta sexualmente y tan denigrante, que ni siquiera puedo escribirla aquí.
Tan pronto la dijo, todos sus compañeros se rieron, y yo me quede aturdida, en mi mente infantil ni siquiera era capaz de entender el significado de esa oración. Me fui intrigada, tratando de entender qué me había dicho, hasta que una cuadra más adelante el significado y la imagen de lo que dijo apareció en mi cabeza. Tuve que reprimir una tremenda arcada de asco.
Me sentí humillada, asqueada, denigrada. Sobre todo, vulnerada y abusada. Me sequé las lágrimas y llegué hasta donde estaban mis amigas. Como notaron algo raro en mí, les conté lo que me había sucedido. Entonces, pasó algo increíble: en un grupo de niñas de 13 y 14 años empezaron a relatar más historias de acoso callejero como la mía. Nos abrazamos y prometimos ser más conscientes del peligro que sufríamos.
Hoy a mis 21 años me cuesta pararme frente a un acosador en la calle y enfrentarlo. ¿Cómo lo haría a los 14 años?