“Me sentí tan sucia e impotente”
Era verano, hacía calor y tenía que ir a buscar a mi pololo cerca de mi casa. Me puse short y salí de mi casa, cuando repentinamente un viejo en bicicleta pasó al mío y me dijo al oído “cosita” y algo más que no recuerdo. No atiné a hacer algo, no pude ver su rostro porque el sin vergüenza siguió su camino como si nada. Lo único que hice fue gritarle un par de garabatos y esperar un buen rato a que él siguiera su camino para no verlo otra vez.
¡Me sentí tan sucia e impotente! El miedo fue más fuerte y ya no uso short cuando ando sola en la calle, aunque sea una distancia corta.
Ahora prefiero vestirme con cosas largas que me tapen el trasero cuando sé que tendré que usar el transporte público en horas punta o cuando tengo que caminar sola en la calle, sea a la hora que sea.