“No tengo pruebas, pero estoy muy angustiada”

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    En 2016, en la micro que tomo en el metro San Pablo hacia mi casa, observé a un hombre bastante mayor que hacía movimientos extraño con los brazos y tapaba sus manos con unos diarios que tenía sobre las piernas. No le di importancia, me bajé y él siguió en la micro. Días después lo volví a ver y pasó lo mismo. Normalmente, cuando llego a mi destino, ya se ha bajado la mayoría de la gente de la micro. Ahí es cuando el tipo siempre comenzaba a mirarme asquerosamente. Me di cuenta que se masturbaba debajo de esos diarios y un bolso que usaba. Me angustié demasiado así que no le conté a nadie. No podía dormir.

    Le hablé a un primo que es Carabinero. Me dijo que podía llamar anónimamente y que podían hacer parar la micro, que tratara de sacar foto o algo o decirle a alguien que me ayudara, pero le dije que no me atrevía, que a lo mejor no me creían. Pasó el tiempo y me puse a estudiar en la noche así que no lo volví a ver hasta este año. Hemos coincidido en la micro. No sé qué hacer. Una vez simulé que le estaba sacando fotos y se cohibió. Este mes dos veces lo miré fijamente y al darse cuenta que lo miraba, se bajó de la micro mucho antes de mi parada. No tengo pruebas, pero estoy muy angustiada y estoy sufriendo de ansiedades. No le puedo contar a nadie y estoy pensando en pararle los carros al viejo asqueroso y mentirle que lo tengo grabado. No se por qué nadie más se da cuenta o el viejo solo lo hace conmigo cuando se queda solo y yo estoy a punto de bajarme.