“Se sentó a mi lado y mirándome con cara de ‘pervertido loco’, sacó su pene y comenzó a masturbarse”
Hoy en la tarde viví en carne propia lo terrible que es el acoso callejero. Me subí a la C22 en Escuela Militar para irme a mi casa. Me senté al lado de una ventana. Un señor de unos 50 años se sentó a mi lado y mirándome con cara de “pervertido loco”, sacó su pene y comenzó a masturbarse. Al principio, no supe cómo reaccionar. Tuve miedo, me sentí impotente. Comencé a llorar. Intenté bajarme, pero el sujeto me tapaba la pasada. Varias personas veían, pero nadie hacía nada ¿Indiferencia? ¿Miedo? No sé. Me sentí sola.
Empecé a gritar para bajarme de la micro. Estaba asqueada. Con mis gritos, que antes habían ignorado, comenzaron a acercarse. Mi acosador simplemente miró para otro lado como diciendo “no sé qué le pasa, es una cabra loca”.
Frente a todo esto tengo varias cosas que decir:
1.- Repudio completamente cualquier tipo de acoso callejero, sea de un hombre, mujer o niño.
2. Es vergonzoso que varias personas miraran y no hicieran nada.
3. Es vergonzoso de mi parte no haber tenido el coraje suficiente para denunciarlo.
4. Aparte de leyes contra el acoso callejero, deberían haber programas que enseñen que está mal hacerlo, desde que son niños. “No enseñen a la mujer a vestirse, enseñen al hombre a no violar”.
“No quiero tu piropo, quiero tu respeto”
¡No más acoso callejero!