“Según ellos, una se siente bien cuando eso pasa. Jamas ha sido así”
El año 2003, cuando cursaba segundo o tercero medio, un hombre me siguió durante una cuadra completa a las 7:30 de la mañana. Para ir al colegio caminaba por una calle muy transitada. Pensando que el hombre que me seguía me iba a robar, me saqué la mochila para ponerla frente a mi. Cuando paré en la esquina para cruzar, este hombre me metió la mano debajo de la falda de colegio. Quedé pasmada y asustada, ni siquiera me salió un grito. Desde ese día que este tema lo he conversado con mi hija, mi hermano, mis primos, mi familia en general y siempre me dicen que soy cuática o exagerada.
Tuve un problema de acoso indirecto en la oficina por parte de mis compañeros de pega (trabajo con cuatro hombres y soy la única mujer). Les dejé en claro en una reunión extraordinaria lo mal que nos sentimos como mujeres cuando recibimos piropos o acosos, según ellos, una se siente bien cuando eso pasa. Jamas ha sido así.