acoso físico

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    La iniciativa legal establece multas hasta casi 500 mil pesos chilenos y está dirigido a proteger a cualquiera que se ‘’identifique como mujer’’ del acoso verbal o físico.

    La diputada argentina Victoria Donda propuso un proyecto de ley dirigido a sancionar y prevenir los actos de acoso sexual en las áreas públicas, según revelaron los medios argentinos Contexto y Minuto Uno, junto con el medio internacional PanamPost.

    El proyecto de ley establece multas que van desde los $100 pesos argentinos (aproximadamente 6.800 pesos chilenos) hasta los $7.000 pesos argentinos (unos 476 mil pesos chilenos) y está dirigido a proteger a cualquiera que se ‘’identifique como mujer’’ del acoso verbal o físico. Además, el proyecto de ley propone celebrar de forma anual la ‘‘Semana Nacional contra el Acoso Callejero’’ desde el 12 al 18 de abril.

    “Este proyecto es una forma de visibilizar el tema de la violencia de género. Que el abuso sexual es violencia’’ dice la diputada Donda. ‘‘El objetivo de la iniciativa es que esta se logre transformar en un puntapié inicial para el cambio cultural que implica que la mujer no sea puesta como un objeto. La erradicación del acoso sexual callejero dependerá de un cambio cultural; que sea internalizada por hombres y mujeres la violencia que éste tipo de acoso conlleva, y que se tome conciencia de la intimidación que produce” señaló.

    Raquel Vivanco, coordinadora de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MU.MA.LA.), aseguró que “el acoso callejero debe ser un delito porque no es posible que a las mujeres se nos siga intimidando y acosando, porque no solo tiene que ver con nuestra intimidad, sino con cómo se va limitando nuestro libre transitar”.

    Bárbara Sepúlveda, Coordinadora del Equipo Jurídico de OCAC Chile, señaló que “el hecho que surjan nuevas iniciativas legislativas en el resto de Latinoamérica significa cuán importante es para la sociedad que se ponga fin a esta práctica violenta y atentatoria de los derechos humanos. Ojalá todos los días se inicie un debate sobre acoso callejero en algún país del mundo”.

    Fotografía: PeruWeek

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      principal testimonios

      Esto nunca se me va a olvidar. No se me podría olvidar nunca en la vida.

      Fue en una fiesta de curso de segundo medio, yo tenía 16 años. Estábamos celebrando fin de año en una disco y estaba el curso completo, pero también había más gente. Era una fiesta de espuma. Yo estaba usando una polera con pabilos bien simple y una mini falda. Yo no sabía (ahora sé) que en una fiesta de espuma eso no se debe hacer (NO SE DEBE HACER), y por eso comparto esto, ya que vivimos en una sociedad terrible donde aprendí ese “código” de la peor forma. Por favor, mientras sigamos viviendo en este mundo machista no usen falda en una fiesta de espuma.

      Cuando empezó a caer la espuma y estaba toda la gente en la pista apretujándose, perdí la mano de mi amiga entre toda la multitud y ahí ocurrió lo horrible. Sentí un abrazo y pensé que era un amigo (evidentemente era un hombre), pero entonces resulta que no era un abrazo, estaban inmovilizando mis brazos y acto seguido esa persona introdujo su mano bajo mi falda y manoseó mis genitales bajo la ropa interior. Fue fuerte, brusco y doloroso, y yo no me pude soltar hasta que gracias a lo resbaloso de la espuma pude deslizarme fuera de los brazos de quien me sostenía y salir de ahí casi gateando.
      Colapsé en llanto en una esquina del local y unas compañeras me sacaron de ahí. Recuerdo que una enfermera me examinó con mucha pena y me dijo que tenía lleno de hematomas. Me dio analgésicos y me fui a mi casa. Solo le conté a mi mamá y ella lloró conmigo. No hubo denuncia, en ese entonces estos temas no daban para eso.

      Yo era chica y es terrible para mí que el primer hombre que me tocó de esa forma no fue alguien a quien yo quisiera y con quien lo hubiese consentido, sino un maldito degenerado. En mi familia es como típico que mis tías cercanas o abuela me peguen suavemente en el trasero a modo de broma, pero durante más de un año cada vez que lo hacían yo explotaba en llanto. Afortunadamente hoy hay gente que le da la seriedad que yo le doy al suceso. Pero me da vergüenza contarlo, porque no sé cómo reaccionaría si alguien se atreviera a decirme “bueno, pero a ti se te ocurrió ir con mini falda ¿no?”