Me acaba de pasar algo terrible. Todas hemos pasado por el acoso callejero, pero este hueón me dejó mal. Estaba entrando a Dimeiggs, y como en esa tienda te ponen seguridad hasta por si acaso, preferí preguntar si vendían de los vasos que andaba buscando. Eran dos guardias: uno abuelito y muy amable, y un loco joven con pocas cejas. El segundo, comenzó tratándome de “mi reina”, “washita linda”, “washita rica”, etc. Luego me dijo que no sabía si había lo que necesitaba, así que le respondí que pusiera la seguridad a mi bolso. Andaba de cartera y cada cinta que le ponía, venía una cosa cerda que me decía al oído, como “en un ratito te voy a hacer de todo, washita”. Además, me rosaba el pecho con su mano. Quedé mal, helada, no supe qué decir, sentí impotencia. Me dije: “yo que tengo una facilidad para tirar chuchás y no salió ni una sola”. Avancé medio pasillo y colapsé.
Salí de la tienda, entré por la otra puerta y le comenté al caballero que estaba con otro guardia en el mesón. Salí porque no quería verlo. Lloré. Dos tipos que entregaban panfletos me preguntaron qué me pasaba. Se acercó una señora y me separó de ellos, porque desconfió. Igual sentí que se aprovechaban de que estaba llorando y pensé que quizás me podían asaltar o no sé; ya no sabía qué pensar. La señora me agarró del brazo y me llevó al retén de Carabineros y me dije “por la chucha, lo único que faltaba”. Hablamos con los pacos, me calmaron y fueron a buscar al loco. Él se defendió diciendo: “yo nunca le falté el respeto ni la traté con garabatos ni nada. Yo tengo señora, tai súper mal, flaca”. A todo esto, la señora me dijo que este tipo igual la trató de “cosita rica”.
Cuando lo vi y escuché, me sentí peor. Me dijo cosas como: “ni que te hubiera violado que le poní tanto color”. Le dije a los pacos que no lo quería ver, salí por otro lado del retén y quedaron de hablar con su jefe para que lo despidiera.