Esto pasó cuando tenía 20 años. Una noche, como a las nueve, iba caminando hacia mi casa y, como nunca, no presté atención al camino. Iba concentrada en la música que iba escuchando. En dirección contraria a mí, venía un tipo de aproximadamente 30 años, no más que eso. Cuando pasa por el lado mío, me agarra el trasero e inmediatamente se pone a reír. Nunca me había sucedido algo así, no supe cómo actuar.
En ese momento pensé o sigo caminando o me devuelvo y le pego. El hecho de que el tipo se pusiera a reír me dio tanta rabia que me devolví. Lo agarré de la mochila que llevaba puesta y comencé a pegarle manotazos y combos. Gracias a Dios el tipo no fue agresivo y con la adrenalina del momento tampoco me puse a pensar en las consecuencias que podía tener mi actuar. El tipo solo decía discúlpame, discúlpame y no atinaba a nada más. Después de tanto pegarle y gritar se acercó un hombre que venía por la misma calle . Al contarle lo que había
pasado, me ayudó a pegarle.
Me dan asco estos hombres, que creen que por ser mujeres no podemos defendernos.