chile

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    • 9 de cada 10 mujeres se han sentido observadas morbosamente en una micro, metro o paradero. 
    • Los hombres son reconocidos como los principales victimarios. Un 86,7% declara que la situación de acoso fue realizada por un hombre, seguido de una cifra de 8,9% que fue realizado por un grupo de hombres. Sólo un 1,3% declara que fue una mujer.
    • La cantidad de denuncias formales son bajas, tanto a nivel de denuncia en Carabineros, Policía de Investigaciones o Fiscalía, principalmente por no considerarse efectivos.

     

    Santiago, mayo 2021.- El Observatorio Contra el Acoso Chile (OCAC) lanzó el primer estudio nacional “Sobre experiencias de violencia sexual en medios de transporte y espacios públicos en Chile”, el que tuvo como objetivo abordar experiencias de acoso sexual derivadas del uso del transporte público y privado en Chile. 

     

    Los resultados permiten señalar que del total de la muestra, un 83,8% de las y los encuestados han sido víctima de acoso en la vía pública, medios de transportes público o privado, en donde son más frecuentes los acosos verbales y visuales (sentirse observada/o, recibir silbidos, recibir comentarios sobre el cuerpo), seguidos de los acosos físicos (como ser perseguida/o). Además, cifras alarmantes indican que las personas han tenido experiencias de acoso significativo siendo menores de edad (47,6%).

     

    En el estudio se visualiza que los acosos más significativos, si bien pueden ser realizados por hombres y mujeres, fueron realizados mayoritariamente por hombres o grupos de hombres, hecho que también apoya la “Radiografía del Acoso Sexual en Chile” realizada el 2020. (Ver “Radiografía del Acoso Sexual en Chile”, Observatorio Contra el Acoso Chile, 2020, y Arancibia, et. al., 2017).

     

    En cuanto al sentimiento de victimización, el sondeo destaca que las mujeres son más propensas a sentir miedo de ser víctima de acoso en espacios públicos o en medios de transporte, que los hombres. Para los encuestados(as) los medios de transporte más seguros son aquellos que les permiten movilizarse individualmente como el automóvil (58,7%) y la bicicleta (13,8%). Mientras que los más inseguros son el uso de la micro (34,1%) o transitar a pie (19,6%).

    Situaciones de acoso sexual vividas:

    Situaciones Total Mujer Hombre
    Te has sentido observado/a morbosamente  96,2% 95,2% 4,1%
    Han emitido sonidos como silbidos o besos dirigidos a ti, sin tu consentimiento  92,9% 96,9% 2,6%
    Una persona ha mencionado comentarios sobre tu cuerpo, vestuario o por cómo te ves, sin tu consentimiento y haciéndote sentir incómodo/a o inseguro/a  89,4% 97% 2,5%
    Una persona te ha dicho comentarios, preguntas o ha tenido una actitud que te ha hecho sentir incómodo/a (Ej.: ¿Tiene pololo?, me gustan las mujeres/hombres como tú, ¿por qué vas solita/o?)  82,3% 96% 3,2%
    Se han apoyado sobre tu cuerpo con intenciones sexuales (Ej.: punteos), sin tu consentimiento. 76,2% 96,5% 2,9%
    Te han tocado o manoseado el cuerpo o partes de tu cuerpo sin tu consentimiento  64,9% 93,2% 5,8%
    Te han susurrado cosas con connotación sexual al oído  57,4% 98,1% 1,5%
    Una persona ha tocado sus genitales o se ha masturbado frente a ti, sin tu consentimiento  49,2% 97,8% 1,8%
    Has sido perseguido/a por una persona a pie o en vehículo con intenciones de atacarte sexualmente 43,7% 96,5% 3%
    Han tomado fotografías o videos u otros registros de tu cuerpo, sin tu consentimiento. 19,4% 97,7% 1,1%
    Una persona te ha propuesto algún tipo de beneficio a cambio de que tú des favores sexuales (por ejemplo, dinero, llevar gratis a algún lugar, cupones o descuentos)  17,9% 97,9% 1%
    Te han amenazado con sufrir abuso o ataque sexual  13,7% 96,8% 1,6%
    Te han obligado o forzado a tener relaciones sexuales  8,2% 89,2% 8,1%
    Te han ofrecido u obligado a ingerir algún tipo de droga o sustancia ilícita  4,6% 95,2% 4,8%

     

    Razones por las cuales no realizó una denuncia

     

    Razón para no denunciar Frecuencia Total
    No lo consideró efectivo 148 34,6%
    No sabía que se podía denunciar 120 28%
    No sabía cómo hacerlo, no tenía información al respecto 83 19,4%
    No le pareció importante 35 8,2%
    Tuvo miedo de una posible represalia  21 4,9%

     

    Para la presidenta del OCAC y abogada de la Universidad de Chile Carolina Jiménez, “es necesario avanzar en la detección de los espacios donde se producen las vulneraciones hacia las mujeres y hacer de ellos lugares más seguros. Además para prevenir situaciones de acoso en los medios de transporte y en la vía pública es necesario contar con una mayor eficacia en los medios de denuncia y la implementación de campañas informativas y de sensibilización sobre el problema del acoso”.

     

    “En particular para los transportes móviles se sugiere significativamente (88,1%) mejorar los procesos de selección de conductores y capacitarlos con perspectiva de género. Por otro lado, sobre las medidas que se puedan entregar para compensar a las víctimas de acoso, el apoyo psicológico y/o jurídico es una necesidad urgente (96,8%)”, agregó.

     

    Ciberacoso

    Un 21% declara haber sufrido ciberacoso derivado del uso del espacio público, transporte pú4blico o privado, quienes son mayoritariamente mujeres 92,9%, y en menor medida hombres 7,1%. Con ello, llama la atención que las víctimas no conocen de dónde el victimario obtuvo sus datos personales.

     

    Situaciones de ciberacoso derivadas de un viaje en transporte público o privado:

     

    Situaciones Frecuencia Total Mujer Hombre
    ¿Has recibido llamadas o mensajes opinando sobre tu cuerpo, apariencia física o vestuario que te hayan hecho sentir inseguro/a, con miedo, etc.? 92 65,7% 92,4% 7,6%
    ¿Has recibido llamadas o mensajes con connotación sexual? 82 58,3% 96,3% 3,7%
    ¿Has recibido fotografías con imágenes y/o videos con connotación sexual (Ej.: fotos de genitales, pornografía, sin tu consentimiento? 75 53,6% 94,7% 5,3%
    ¿Te han llamado o enviado mensajes con amenazas de abuso sexual, violencia sexual o violación? 23 16,4% 100% 0%
    ¿Una persona ha tomado fotografías o videos de tu cuerpo, para luego amenazar con difundirlos con la intención de obtener un beneficio? (Favores sexuales, dinero, etc.) 12 8,6% 91,7% 8,3%


    *Este estudio fue  realizado en el marco de una alianza estratégica con DIDI en la que OCAC trabajó para contribuir a mejorar la sensación de seguridad de las mujeres en el transporte público y privado.

    Para ver el resumen del estudio pincha aquí: resumen-encuesta-ocac-docx

    Para ver el informe final del estudio pincha aquí: informe-final-estudio-sobre-violencia-sexual-en-medios-de-transportes-y-espacios-publicos-en-chile-docx-2

    Para saber más escríbenos a prensa@ocac.cl 

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      "Preocupa que esta nueva ley contemple proceso de regularización elaborado bajo una premisa segregadora hacia las personas migrantes (...)"

      DERECHOS DE AUTOR: IGNACIO MUÑOZ / AFP

      Tras aproximadamente 8 años de espera, el domingo 11 de abril de 2021 el Presidente Sebastián Piñera promulgó la nueva ley de migraciones. Esta norma busca modernizar nuestra actual legislación migratoria compuesta por el Decreto Ley 1.094 y su Reglamento, que datan de la época de la dictadura de Pinochet (1975 y 1984 respectivamente), y que contienen un enfoque que concibe a la persona migrante como el enemigo externo, sin hacer mención alguna a las personas migrantes como sujetos/as de derechos.

      Delante de una frontera altamente militarizada y habiendo presenciado actuaciones ilegales de expulsión masiva de migrantes por parte del Estado en las últimas semanas, el Presidente hace presente la necesidad de contar con una nueva ley de migraciones para “poner orden en nuestra casa” añadiendo que “(n)o queremos que ingrese a nuestro país el crimen organizado, el narcotráfico, el contrabando, el tráfico y trata de personas o aquellos que no respetan nuestras leyes”.

      Una vez más, los dichos del Presidente levantan graves prejuicios hacia las personas migrantes, principalmente hacia aquellas que han ingresado a Chile por pasos no habilitados, construyendo un imaginario del/la sujeto(a) migrante como una amenaza, lo que sólo contribuye a (re)producir conductas de discriminación y racismo hacia estos grupos. Los dichos del Presidente forman parte de una estructura estatal y patriarcal que en cada una de sus políticas, normas y actuaciones perpetúa la violencia hacia las personas migrantes.

      Bajo esta misma lógica, preocupa que esta nueva ley contemple proceso de regularización elaborado bajo una premisa segregadora hacia las personas migrantes que ingresaron a Chile por paso no habilitado. Esto, toda vez que su artículo 8 transitorio sólo permite que las personas que hayan ingresado al país por pasos habilitados con anterioridad al 18 de marzo de 2020 y se encuentren en condición migratoria irregular puedan someterse al proceso de regularización en Chile. En contraposición, quienes ingresaron al país por paso no habilitado, sólo se les entrega la opción de salir de Chile dentro del plazo de 180 días desde la publicación de esta ley, sin recibir sanciones.

      Si bien no podemos desconocer que existen elementos positivos en la nueva ley de migraciones, tales como el reconocimiento de la protección complementaria y el reconocimiento a la no criminalización de la migración irregular, entre otros, preocupa que estas disposiciones no logren consolidarse materialmente en favor de la población migrante. Lo anterior, debido a que es patente que en Chile aún impera una estructura migratoria discriminadora y racista, lo que no sólo queda de manifiesto bajo el explícito discurso del Presidente, sino que también, en parte de las mismas disposiciones de la nueva ley.

      No debemos olvidar que gran parte de los movimientos migratorios ocurridos en la última década obedecen a importantes crisis humanitarias que atraviesan diversos países de nuestra región. En ese sentido, consideramos que el enfoque discriminatorio, criminalizador y securitista imperante está lejos de ser la solución, pues para ello se requiere un diálogo regional con enfoque de integración, perspectiva de derechos humanos y de género.

      Como organización feminista no podemos tolerar el racismo, segregación y xenofobia que se esconden tras leyes como esta.

      Constanza Canepa – Voluntaria Jurídica
      Observatorio Contra el Acoso Chile – OCAC
      14/04/2021

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        La iniciativa busca informar a las mujeres sobre sus derechos y condenar cualquier forma de violencia sexual en la calle.

        “Me siguió de noche en la calle durante varias cuadras”; “Presionó su pene contra mi muslo, aprovechando lo apretados que estábamos en el metro”; “Me gritaron varios hombres en la calle, yo tenía 12 años”. Estas son algunas de las situaciones que diariamente deben vivir millones de mujeres en todo Latinoamérica. Gritos y actitudes que las hacen sentir violentadas e incómodas.

        En este marco, nació el año 2011 en Perú la iniciativa contra el acoso callejero, fundada por la socióloga Elizabeth Vallejo, que se lleva a cabo los primeros siete días del mes de abril.

        La idea ha sido replicada en Chile, Brasil, Costa Rica, Guatemala, Uruguay, Colombia, Venezuela, Argentina, Bolivia, entre otros, teniendo una importante difusión y acogida en redes sociales.

        Este año se realizó a nivel latinoamericano la campaña #NoEsMiCultura, impulsada por la red de Observatorios Contra el Acoso Callejero (OCAC) Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, GuatemalaNicaragua y Uruguay, en la que se busca desnaturalizar la violencia sexual callejera como un elemento propio del continente. Para ello los nodos de OCAC Latam han realizado una serie de actividades para educar, sensibilizar y erradicar la idea que el acoso es parte de un folclore o cultura determinada, sino que se trata más bien de un problema transversal. Una de estas actividades fue la fototón que se realizó en diferentes países llamando a exigir una cultura de respeto.

        Y es que las mujeres, sin importar su cultura, país o condición económica, están cansadas de la invisibilización del acoso sexual callejero. El año pasado la activista y columnista colombiana Catalina Ruiz-Navarro publicó en su cuenta de Twitter: “¿Cuándo y cómo fue tu primer acoso? Hoy a partir de las 2pmMX usando el hashtag #MiPrimerAcoso. Todas tenemos una historia, ¡levanta la voz!”. Fue tal el impacto del mensaje que se esparció por toda Latinoamérica y miles de mujeres narraron en 140 caracteres cómo fue su primer acoso sexual callejero.

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        Proyecto de ley Respeto Callejero

        En Chile, OCAC presentó en 2015 el proyecto de ley Respeto Callejero que propone sancionar como delito prácticas de acoso sexual que impliquen contacto físico, como “punteos”, “manoseos” y “agarrones” y como falta las agresiones sin contacto, como persecución, eyaculación sobre víctimas o toma de imágenes sin consentimiento. A pesar de que esta iniciativa legal fue aprobada de forma unánime por la Cámara de Diputados en abril de 2016, hoy duerme en el Senado.

        Según cifras de OCAC Chile, las niñas comienzan a sufrir acoso sexual a los 14 años y el 20% de las mujeres adultas lo sufre todas las semanas. Asimismo, desde que el proyecto ingresó al Congreso, se estima que han ocurrido más de 30 millones de situaciones de acoso sexual en espacios públicos sólo en la Región Metropolitana.

        Si quieres que el Senado le ponga urgencia al proyecto de ley, firma aquí.

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          Ya es claro para todos y todas que el 2015 se fue, pero no con él los problemas relacionados con el acoso callejero. Antes de que terminara el año, el sitio Refinery29 publicó una noticia de una encuesta realizada a las mujeres, quienes en un 100% aseguraron haber sufrido algún tipo de acoso en el transporte público de Francia. Como equipo OCAC quisimos traerles esta noticia.

          Piropos, silbidos, seguimiento, tocaciones indebidas y, en ocasiones, violencia sexual y violación. Todos estos son tipos de acoso callejero que las mujeres en París declararon sufrir en el transporte público.

          La estudiante de enseñanza media Zoe Coutard señaló que a los 14 años comenzó a sufrir acoso.

          “Con frecuencia, los hombres piensan que acercarse a una mujer y decirle, ‘hermosa’, es siempre un cumplido, pero no. Desde pequeñas se nos dice que de alguna u otra forma estamos en peligro. Por lo tanto, si alguien se me acerca en la calle y dice: ‘Eres sexy’, no es un halago, aterra. Como si esto fuera poco, en mi caso, nunca sé cómo va a reaccionar la otra persona si digo que no,” Coutard explicó al sitio.

          En 2015, el Consejo Superior por la Igualdad entre Hombres y Mujeres del gobierno francés publicó un informe que dejó en evidencia un desconcertante resultado: el 100% de las mujeres que fueron encuestadas en Paris, dijeron haber sufrido de algún tipo de acoso en el transporte público. Pese a que esto evidencia que el acoso sexual es un grave problema en Francia, muchos activistas piensan que el gobierno -al igual como sucede en otros países- no lo trata con la urgencia ni con la gravedad adecuada.

          No obstante, las cosas en la capital francesa están yendo en una dirección favorecedora. En octubre, el proveedor de transporte en París (RATP) dio a conocer una campaña de sensibilización de doce puntos para combatir el acoso callejero. RATP se unió a la asociación STOP Harcèlement de Rue (Detengamos el Acoso Callejero) y otras organizaciones de defensoría para crear una campaña que ofrece a los pasajeros un número de emergencia para denunciar el acoso sexual y le recuerda a los posibles acosadores sobre las severas penas a las que se exponen, y que llegan hasta los 75 mil euros y cinco años de cárcel.

          Desde marzo de 2014, STOP Harcèlement de Rue ha presentado varias acciones para combatir el acoso callejero, incluso campañas de sensibilización, marchas, intervenciones escolares, entre otras. El objetivo del grupo es educar a las mujeres sobre los tipos de acoso que existen y fomentar las intervenciones de los transeúntes en favor de las víctimas.

          Pero, ¿qué pasa en Chile?

          “Actualmente, el acoso sexual en los espacios públicos así como en los medios de transporte no está penado por ley, por lo que OCAC, a través de un grupo de parlamentarios, ingresó un proyecto de ley al Congreso en marzo de 2015, a fin de remediar esta situación y entregar las herramientas legales a las víctimas. Hay que destacar que este proyecto se está discutiendo en la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados.  De forma paralela, se realizó una campaña de concientización en Metro para educar sobre el acoso sexual callejero”, señaló Constanza Parada, Directora del Área Jurídica de OCAC.

          Traductor: Sunday Joel Reyes Mallea

          Imagen: Rebecca Rossman, Refinery 29.

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            principal testimoniosEsa tarde decidí volver a casa en Metro, pese a que eran cerca de las siete de la tarde (horario punta), cuando todo va tan lleno como lata de sardinas. Me subí a uno de los últimos vagones. Todo iba bien hasta que el tipo que estaba detrás de mí hizo un comentario, al parecer, porque yo había pisado su mochila. Intenté moverme un poco pero estaba tan lleno que casi no pude. El metro partió a la siguiente estación y, en el trayecto, empecé a sentirme incómoda con ese sujeto, sentía como si me observara. El tipo comenzó a lanzar comentarios sobre mi como: “¡Oh! La niña va viajando con su plantita”, “cuidado, mi niñita, no me aplaste la mochila”, “cuidadito, mijita” y cosas así. Comencé a sentirme intimidada. Esperé que llegara la siguiente estación para que se abrieran las puertas, la gente se bajó y yo miré fijamente al hombre. Se trataba de alguien mucho mayor que yo, unos 40 años, yo tenía 23. Tomé valor y le dije en voz alta: “Oye, ¿te podí dejar de molestar? O si no voy a llamar a los guardias”. Inmediatamente veo que al tipo le cambia la cara. Se enojó bastante y me respondió con un acento mucho más vulgar: “¡Chssst! ¡Llama a los guardias po!”. Me alejé de él y corrí hacia la pared del vagón para que me dejara en paz, él comentó en voz alta: ¡La hueona enferma! Luego se bajó del vagón, no sé si por haberlo incomodidad o porque esa era su parada. Cuando llegué a mi casa me quedé pensando en si lo que hice estuvo bien o si solo habré exagerado la situación. Pero, después de meditarlo, no veía porqué una tiene que aguantarse los cumplidos de extraños y, por obligación, sentirse contenta o elogiada con comentarios de un desconocido.

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              Chile está en deuda con la mitad de su población: con las mujeres y niñas víctimas de acoso sexual callejero. Y la deuda crece al sumar a los varones y LGBT que lo sufren. ¿Qué ha hecho nuestro país para contrarrestar este fenómeno? Poco o nada. Chile está en deuda, pero puede enmendar y aprender de las experiencias exitosas de otros países, que han decidido combatir el acoso callejero.

              Tal es el caso de Bélgica, donde el acoso sexual callejero se visibilizó por del documental “Femme de la Rue” (Mujer de la calle), que mediante una cámara oculta mostró las diversas formas de acoso en las calles de Bruselas. Gracias al documental, se expuso en el tapete público una realidad que muchas mujeres belgas experimentaban a diario, lo que luego se materializó en la creación de una ley para combatir el acoso sexual callejero.

              Específicamente, la ley belga contra el sexismo define el acoso callejero como cualquier acción o conducta que tenga el evidente propósito de expresar desprecio por un persona o considerarla inferior, a causa de su género, dañando su dignidad. Bélgica ya contaba con una ley para luchar contra la discriminación entre hombres y mujeres, pero en palabras de la Ministra Federal de Igualdad de Oportunidades, Joanne Milquet, era necesaria “una gama de facultades mucho más amplias para poder enfrentar el acoso callejero”, por lo que la ley anti sexista apunta a complementar dicha normativa.

              Asimismo, esta norma considera variedad de circunstancias: reuniones o lugares públicos, en un lugar no público, pero abierto a una cantidad de personas con derecho a reunirse allí; en cualquier lugar en presencia de la persona ofendida y delante de testigos; a través de documentos, impresos o no, ilustraciones o símbolos, que hayan sido distribuidos, vendidos, o expuestos públicamente, o a través de un escrito o documento no hecho público, pero enviado o comunicado a varias personas.

              La preocupación por legislar no sólo ha surgido en Europa, sino también en Latinoamérica. Perú y Paraguay tienen proyectos de ley en tramitación, que abordan el acoso sexual callejero desde una perspectiva integral, apuntando a la participación de diversos ministerios, con el fin de prevenir este tipo de prácticas dentro de un contexto global de violencia contra la mujer.

              Y mientras tanto, en Chile, la deuda persiste: nuestra única iniciativa legislativa relacionada al acoso sexual callejero es del año 2011, cuando un grupo transversal de diputados presentó un proyecto de ley que tipificaba el delito de acoso sexual en público. Sin embargo, este proyecto no avanzó en su tramitación legislativa y solo consideraba las situaciones de acoso sufridas por mujeres.

              Así, la legislación chilena se queda corta a la hora de enfrentar el acoso sexual callejero y entregar respuestas a sus posibles víctimas. Y aunque el tema haya logrado posicionarse en la discusión pública, esto no se ha materializado en acciones concretas por parte de los legisladores, quedándonos relegados en comparación a la experiencia internacional.

              Parte del trabajo de OCAC Chile es tomar medidas concretas para combatir el acoso callejero, siendo una de ellas la creación de un proyecto de ley con un enfoque comprehensivo. Como Observatorio, consideramos necesaria la tipificación de esta conducta, un paso necesario para enfrentar de manera real las prácticas de acoso y abuso sexual callejero. Sólo así comenzaremos a saldar esta deuda con quienes sufren sistemáticamente esta violencia sexual.

              *Columna escrita por Constanza Parada, originalmente para El Quinto Poder

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                principal testimonios

                Esto fue cuando tenía 14 años. Tomé por primera vez la micro. Estaba más o menos llena y un hombre de unos treinta años me cedió su asiento, le agradecí y me senté. Luego, se paró al lado de donde estaba, muy cerca de mí, mirándome fijamente. Se pegó más y sentí que algo presionaba contra mi hombro y era su miembro. Pensé que era por el movimiento de la micro al detenerse, que estaba llena, pero hubo un momento en el que la micro no hacía movimientos bruscos y el hombre seguía presionando. Me di cuenta que lo hacía a propósito. No supe qué hacer y reaccioné, levantando mi brazo con fuerza, haciendo como que me arreglaba el cabello y logré golpearle los huevos. El hombre se quejó, diciendo: “¡cuidado niña!” Y yo: “vale, entonces no apoye su pene contra mi hombro”. Una señora le gritó que era un degenerado, pervertido y el hombre se bajó en el paradero siguiente, con una carpa entre las piernas, si saben a lo que me refiero.

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                  principal testimonios

                  Empecé a darme cuenta del acoso callejero cuando mi cuerpo empezó a cambiar, cuando me sentía observada en la calle, cuando sentía miradas que me invadían y me incomodaban. Al principio tenía casi asumido que era algo normal; algo por lo que toda mujer en su vida tenía que pasar y, hasta, que muchas veces la culpa la tenía una (sí, estaba equivocadisíma).

                  Un día, de pura casualidad, me topé con información en Internet sobre algo que nunca había escuchado: feminismo. Tenía un concepto errado sobre el feminismo, como mucha gente lo tiene. Pensaba que era algo como el machismo pero al revés, que violentaba a los hombres y los humillaba. Sin embargo, seguí leyendo e investigando y entre otras cosas me di cuenta de que muchas mujeres día a día debían pasar lo mismo que yo, que el machismo se presentaba de muchas formas, no sólo con un hombre golpeando a su mujer o jalándola del pelo. Aprendí sobre machismo y micromachismos.

                  En otros países aprendí la definición de sexismo, de la que tampoco tenía idea (y de paso aprendí que no debía sacar conclusiones sin informarme). Junto con todo esto, me di cuenta de que muchas costumbres sexistas estaban arraigadas en nuestra sociedad, que la gente las aceptaba como normales. Empecé a sacar la voz, a luchar por lo que me parecía justo. Ante cada comentario sexista, yo saltaba, con mis argumentos y razones. Al principio, mucha gente se mostró desconcertada. Me ponía a discutir con mis profesores, mis papás, mis amigos, incluso, con los papás de mis amigos, pero nunca me rendí, nunca me volví a quedar callada.

                  También aprendí a quererme. Comprendí que la única aprobación que necesitaba era la mía, que si yo me maquillaba, me depilaba o me vestía de cierta forma, lo hacía por mí y para mí. Empecé a dar esta lección a la gente que me rodeaba, a mis amigas y mujeres conocidas, principalmente. Siento que lo mejor es informarse y educar, sobre todo a las nuevas generaciones.

                  Aun así, me da mucha lata no poder hacer nada cuando veo a una mujer violentada en la calle. Me da impotencia, porque sé lo que se siente. Por eso es necesario dejar de reforzar los pensamientos sexistas que nos afectan a hombres y mujeres, que nos obligan a comportarnos de acuerdo con nuestro género, que nos educa como personas inseguras para vernos en la necesidad de buscar la aprobación del resto. No sólo por el acoso callejero, sino por todas las injusticias de género que se viven día a día es que hay que ponerle un fin a todo esto.

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                    principal testimonios

                    Esto no me pasó directamente a mí, pero es algo que quiero compartir.

                    En los años de colegio, tuve un grupo de amigas. En esa época, una de ellas (n1) le decía a otra del grupo (n2), que la canción “tu reputación” era su canción (de n2). N1, insistentemente, siempre remarcaba el primer verso: “tu reputación son las primeras seis letras de esa palabra”, además de vitorearlo cada vez que sonaba en la radio, sólo porque n2 fue la primera del grupo en perder la virginidad.

                    Ya pasaron 15 años de estos hechos y al pensar en ellos, me di cuenta del machismo asqueroso y recalcitrante de aquella letra y con la facilidad que se le da a la gente que pertenece a tu mismo grupo social, juzgarte sin siquiera conocer a fondo los acontecimientos, disfrazándolos de “canción”.

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                      principal testimonios

                      Las personas creen que se pueden dar libertades con el cuerpo femenino en la playa, ¿será porque están acostumbrados a ver bikinis pequeños y mujeres disfrutando del sol para adquirir un buen bronceado para sentirse bellas?

                      Ellos, sí los hombres (aclaro que algunos, no todos), se dan el lujo de sentir que están en un centro de entretención, viendo el “botín”, para la ” buena caza”, como si la playa fuera un lugar para observar. Creo que aquello les da un toque de “hombría”, que los hace sentirse más que las mujeres.

                      Una noche, caminando por mi condominio, abrigada por el frío que hacía, me acerqué al portón, lugar de ” seguridad”, donde la luz encandilaba. Ahí, junto a una caseta, divisé  a tres personas; una de un porte que daba a entender que era el “guardia” y dos pequeños, que como hace justicia la herencia del lugar, eran niños que se acercaban a charlar con el hombre para entretenerlo un rato. Recordé mi infancia y me acerqué, llena de nostalgia, para llegar a un lugar iluminado (por fin) y recordar viejos tiempos.

                      Mientras me fui acercando, sentí un silencio sepulcral. Un niño se acercó a mí, rodeándome. Una nunca piensa mal de los niños, por lo que, continué el camino. Casi en la esquina de mi destino (sí, mi casa), empezaron las risas y los gritos. Unos gritos con una voz aguda, propia de un niño de 12 años, pero los improperios que salieron de su boca, definitivamente, no respondieron a esa edad.

                      Acoso callejero queda pequeño. A ese niño sólo le faltó pedirme sexo oral por medio de gritos que, a las diez de la noche, retumbaron por todo el condominio. Me sentí usada y sucia por una sociedad que no enseña a los niños a tratar bien a las mujeres, por la que es mal visto que andemos solas en la noche, sin importar la ropa que usemos.

                      Simplemente, tener un órgano sexual distinto es causa de que dos días después me preguntara, desvelada a las 3:30 de la mañana, por esa madre, ¿le enseñará respeto hacia las mujeres? Ese padre, ¿le enseñará cómo tratarlas? El sistema educacional, ¿será capaz de enseñar, de una vez por todas, el respeto hacia las personas? ¿Seremos capaces, algún día, de caminar tranquilas por las calles sin pensar que es “normal” que los hombres nos griten improperios, justificándolos como “piropos”?