consentimiento

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    La campaña #NoTeDaVerguenza alcanzó el primer lugar del trending topic nacional. Algunas de las personalidades que se sumaron a la campaña en sus redes sociales fueron Natalia Valdebenito, Alejandra Valle, Mariana Loyola, Kena Lorenzini, Francisco Olea, Luis Larraín, Ignacio Lira y Malaimagen.

    Con un video que muestra cómo el tráfico de imágenes sexuales por chats y redes sociales, el acoso callejero y la violación son parte de un continuo de violencia, esta mañana el Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC) Chile y EME Masculinidades lanzaron la campaña #NoTeDaVergüenza, que busca sensibilizar a la comunidad masculina sobre la violencia sexual que sufren niñas, niños, adolescentes y mujeres.

    “¿No te da vergüenza ser parte de esto? Si no hay consentimiento, es violencia sexual”, narra el video animado, que fue desarrollado con el apoyo de la Embajada de Canadá en Chile y el patrocinio de la agencia FBC Mayo y Campaña del Lazo Blanco.

    “Vivimos bajo la ‘cultura de la violación’, que dificulta que la sociedad comprenda y prevenga la violencia sexual. En Chile, observamos este fenómeno cuando, por ejemplo, se culpa a la víctima en los casos de abuso y violación o cuando se pasa por alto el consentimiento en el acto sexual”, comentó María Francisca Valenzuela, presidenta de OCAC Chile.

    En tanto, Francisco Aguayo, director de EME Masculinidades, se refirió a la importancia de incluir a los hombres en la erradicación de la violencia sexual contra las mujeres. “Es necesario que los hombres dejemos de normalizar este tipo de violencia, erradicando los micromachismos y agresiones sexuales que ejercen algunos contra las mujeres, en sus relaciones de pareja o en espacios como la calle, la casa, la escuela, el carrete o el trabajo. Los hombres tenemos un papel muy importante en esta lucha y es momento de involucrarnos en el cambio, si los hombres son parte del problema de la violencia masculina tenemos que involucrarlos en la prevención y solución”.

    Además del video, la campaña cuenta con el sitio www.notedaverguenza.cl, que recomienda acciones para que los hombres se involucren en la prevención de la violencia sexual. “Nunca culpes a la víctima” y “Reacciona cuando seas testigo de un caso”, son algunas de las recomendaciones.

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      La segregación por sexos en el transporte público no funcionará en el Reino Unido ni en ningún otro país, según una experta.

      La segregación por sexos en el transporte público no funcionará en el Reino Unido ni en ningún otro país, según una experta.

      Hace un par de semanas, la fundadora de la organización internacional ‘‘Stop Street Harassment’’, Holly Kearl, se refirió a los dichos del líder del Partido Laborista del Reino Unido Jeremy Corbyn, en los que reveló un plan para ‘‘terminar con el acoso callejero’’. Entre las medidas sugeridas, el político planteó llevar a cabo campañas de sensibilización pública, garantizar que los asuntos de seguridad pública sean debidamente representados y tratados por los líderes políticos nacionales, y finalmente planteó la idea de implementar transporte público ‘‘exclusivo para mujeres’’. Esto generó un debate en el Reino Unido y a nivel internacional.

      Holly no demoró en visibilizar su punto de vista sobre el tema, exponiendo que el acoso callejero desde hace mucho tiempo ha sido considerado como un ‘‘halago’’ o un malestar menor; algo que las personas deberían ‘‘superar’’. Sin embargo, muchas organizaciones y personas ahora están en desacuerdo con esta caracterización y Corbyn es uno de los que últimamente ha catalogado al acoso callejero como un problema serio. Kearl señaló que si bien era maravilloso que el político estuviera considerando este asunto, era un problema que tanto Corbyn estuviera considerando la idea de implementar transporte público exclusivo para mujeres .

      Ella indicó que la segregación de sexos en el transito público no es una idea nueva. Grandes ciudades en más de 15 países han implementado esta medida debido a que es muy común el acoso sexual en espacios públicos. Entre algunos de los países en los que opera el servicio de buses ‘‘solo para mujeres’’ se encuentran Bangladesh, Guatemala, India, Indonesia, México, Pakistan, Tailandia y los Emiratos Arabes. Y en el caso de los países que tienen servicios de carros subterráneos o trenes se encuentran Brasil, Egipto, Irán, Japón, Malasia, México, Nepal y Rusia. En estos países, son varias las personas que han expresado su apoyo a esta medida, aunque no hay duda que cuando se enfrentan enormes multitudes de gente y acoso constante, cualquier cosa que ofrezca un respiro parecerá atractivo.

      Holly señaló que se generan importantes problemas con esta medida y su ejecución. En primer lugar, con la división del transporte público se asume que el sexo y el género son binarios, y no considera a personas de la diversidad sexual. Tampoco se considera a los hombres que han sido agredidos y acosados, casos que se dan, a pesar de ser menos. Esto aplica especialmente en las personas que son (o son percibidos como) gays, bisexuales, queers, transgéneros y afeminados.

      En segundo lugar, la políticia de segregación de sexos no previene que las mujeres sean acosadas en los andenes o en los paraderos de buses. Pallavi Kamat, una corresponsal india del blog ‘‘Stop Street Harassment’’, escribió sobre su experiencia y lo que presenció en Mumbai, India: ‘‘Las mujeres continúan enfrentando el acoso cada vez que se suben al tren diario. Esto se puede presentar cuando el área de hombres se encuentra junto al de mujeres, por lo que se produce acoso verbal y ‘piropos’. A menudo cuando el tren se detiene en una estación en particular, algunos hombres en el andén que pasan por al lado de las mujeres, les dicen comentarios lascivos y les susurran’’.

      Por lo tanto, la ausencia de acoso en los carros ‘‘solo para mujeres’’ ni siquiera está garantizada. Tanto en Delhi como en el Cairo, es común ver que las mujeres tienen que ahuyentar a acosadores que tratan de subir a sus espacios.

      En tercer lugar, no todas las mujeres pueden utilizar esta opción de transporte público. Debido a que el transporte ‘‘exclusivo para mujeres’’ sólo es implementado en la hora punta, en las vías principales de buses y en algunos carros del metro, hay muchas mujeres que se valen por sí mismas en los carros mixtos. El año 2010 en Japón, las mujeres señalaron en un taller sobre el acoso callejero que la segregación de sexos ‘‘no resolvía nada’’. Una de ellas dijo: ‘‘las mujeres que eligen no viajar en buses ‘solo para mujeres’ a veces son vistas como un blanco fácil; es la lógica del ‘¿por qué están aquí sino para ser manoseadas?’’’.

      En cuarto lugar, no considera el problema base del por qué se produce el acoso y por lo tanto, no resuelve el problema. Simplemente les atribuye la responsabilidad a las mujeres de protegerse a sí mismas, en vez de atribuírsela a los acosadores para que cambien su comportamiento. Notablemente, una década después de que en Tokio se implementaran los carros de metro ‘‘solo para mujeres’’, una encuesta de YouGov realizada el 2014 ubicó a Tokio entre una de las primeras cinco ciudades del mundo donde se producía la mayor cantidad de acoso físico en el transporte público.

      Holly finalizó diciendo que admiraba que los políticos quisieran abordar el acoso callejero, sin embargo en lugar de la segregación de sexos, ella sugería algo más complejo: comenzar a educar en las escuelas sobre las diferentes formas de acoso sexual, sobre el respeto, el consentimiento y sobre cuáles son los derechos de una persona que enfrenta acoso. Es necesario que existan campañas de servicio público que motiven a las comunidades a no tolerar el acoso y a denunciarlo en el caso de que la familia, los amigos o los colegas formen parte de este comportamiento inapropiado. También es necesario que los medios de comunicación y las empresas no presenten el acoso callejero como una broma o un halago en los shows de televisión, las películas, las canciones y la publicidad. Kearl señaló que es un largo camino por recorrer, pero que el camino será aún más largo si se implementan soluciones ‘‘parche’’ como el transporte público ‘‘solo para mujeres’’.

      Imagen: Mujeres japonesas en el metro, TakePart.

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        Hace un par de semanas, ‘‘The New York Magazine’’ publicó un artículo en el cual se revelan las últimas revelaciones del caso de Bill Cosby, junto con los testimonios de sus víctimas y el comportamiento social existente frente a una violación.

        Hace un par de semanas, ‘‘The New York Magazine’’ publicó un artículo en el cual se indican las últimas revelaciones del caso de Bill Cosby, junto con los testimonios de sus víctimas y el comportamiento social existente frente a una violación.

        En el medio se habla en primer lugar de las declaraciones del comediante Hannibal Buress en su show, en las que trató a Bill Cosby de ‘‘violador’’. Quizás lo más sorprendente no fue que Hannibal Buress llamara ‘‘violador’’ a Bill Cosby, sino que el mundo ya lo había escuchado. Una década antes, 14 mujeres habían acusado a Cosby por violaciones. En 2005, un miembro del equipo de basketball femenino, Andrea Constand, denunció a las autoridades que él la había drogado; denuncia que fue la base de múltiples acusaciones posteriores, sin embargo, mayoritariamente fueron vistas con escepticismo, se les amenazó y desacreditó.

        La revista también destaca la declaración de Cosby en el caso de Costand, que fue revelada hace un par de semanas, en la que el comediante admitió haber tratado de tener sexo con mujeres jóvenes con la ayuda de ‘‘Metacualonas’’ o ‘‘Quaaludes’’: una droga que desinhibe a las personas sexualmente, deprime el sistema nervioso y puede llegar a dejar inmóvil a alguien. Él le pidió a un agente de modelos que lo contactara con mujeres jóvenes que eran nuevas en la ciudad y que ‘‘no estaban bien en términos financieros’’. En su declaración, Cosby se veía confiado con respecto a que su comportamiento no constituyó una violación, aparentemente él vio una muy pequeña diferencia entre invitar a cenar a alguien para tratar de tener sexo y drogar a alguien para conseguir lo mismo. En cuanto al consentimiento, él dijo: ‘‘Creo que soy un muy buen lector de las personas y sus emociones en cuanto a las cosas sexuales y románticas’’. En su declaración afirma que debido a que estas mujeres accedieron a reunirse, él sintió que tenía un derecho sobre ellas, y en parte la razón por la que las acusaciones contra Cosby demoraron tanto en ser públicas, es porque las mujeres también creyeron esto (así como los abogados, el personal, los amigos y otras personas que también mantuvieron estos incidentes en secreto).

        Meses después de sus declaraciones, se dio por finalizado el caso de Cosby y Constand. Las acusaciones rápidamente fueron olvidadas por el público, si es que en algún momento estuvieron en su memoria. Nadie quería creer que el padre de la televisión con su chaqueta de punto era capaz de realizar estos actos, y por lo tanto, nadie lo creyó.

        En el medio se realizó una reflexión sobre el largo periodo en que Cosby cometió abusos sexuales sin recibir un castigo, como también la forma en la que las mujeres vulneradas tuvieron que sobrellevar este trauma a través de los años. Asimismo, se analizó cómo ha sido la lucha de la cultura en las últimas décadas, contra la violación.

        En la década de 1960, cuando se denunció la primera agresión sexual cometida por Cosby, la violación se consideraba como un acto violento cometido por un extraño. La violación cometida por conocidos no estaba asimilada como tal, ni siquiera por las mujeres que la sufrían. En las décadas del 70 y 80, diversos movimientos sociales ayudaron a que la gente tomara conciencia que entre el 80% y 90% de las víctimas, sí conocía a sus agresores. Sin embargo, aún persiste la cultura del silencio y la vergüenza, especialmente cuando el hombre al que se acusa tiene algún tipo de prestigio o poder. La primera suposición que se plantea es que las mujeres que acusan a hombres famosos lo hacen porque quieren dinero o atención. Al igual como, según se dice, Cosby le dijo a algunas de sus víctimas: ‘‘Nadie te creería, por lo que ¿para qué hablar?’’.

        En Chile, Patricia Muñoz, directora de la Unidad Especializada en Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar del Ministerio Público afirmó en un reportaje de la revista ‘‘Paula’’ que ninguna mujer que no haya vivido una violación querría pasar por el proceso que enfrentan quienes judicializan sus experiencias, ya que nadie quiere contar una y otra vez cómo la agredieron, ni hacerse un examen sexológico, o estar en terapia sicológica durante años para superar el trauma que generó la violación, para, además, enfrentarse a un sistema en el que distintas personas le hacen preguntas del tipo: ¿Usted se prostituye? O ¿Cuántas relaciones sexuales tiene al mes? Dentro de los delitos sexuales, uno de los más difíciles de probar es la violación a mujeres adultas. Esto porque se exige demostrar ante los jueces que ellas opusieron resistencia y que no consintieron tener relaciones.

        En términos culturales y sobre la manera en que se abordan los casos de violación, la abogada de la corporación ‘‘Humanas’’ Daniela Quintanilla afirma: ‘‘Cualquier mujer se enfrenta a una relación desigual de poder con sus pares varones y esto es la base de la teoría del género. Hay muchos casos como el de Bill Cosby que constituyen crímenes, y cuando existe un sistema público que lo avala, lo único que hace es permitir la impunidad que, a su vez, perpetúa los estereotipos que son la base de los abusos’’. También indica: ‘‘La igualdad no significa tratar igual a todo el mundo, significa tratar igualmente a quienes son iguales y tratar desigualmente a quienes son desiguales y en estos casos de violencia y abuso sexual, lo que subyace es un componente de relación de subordinación histórica.’’

        ‘‘En Chile, el abuso sexual contra mujeres adultas ni siquiera está constituido como delito debido a su naturalización. Los que participan en un proceso judicial están influenciados por las relaciones de género y los estereotipos, y por eso existe la demanda histórica de las mujeres a no responsabilizar a las mujeres por los delitos de violencia  sexual (indagar sobre conductas sexuales pasadas, sobre la vestimenta de la mujer, sobre su comportamiento, etc.)’’

        ‘‘En el caso de Bill Cosby, las mujeres no sabían si fueron o no víctimas de violación debido a que se dirigieron a su casa y consumieron la droga voluntariamente. Alguien puede hacer un paralelo con otro delito: si yo voy a la casa de un hombre que conozco en una fiesta, consumo una droga que él me ofrece y al día siguiente me doy cuenta que se robó mi auto, puede que mi conducta haya estado vinculada a una exposición de riesgo, pero esto no quita la responsabilidad que otro me robó el auto, sigue siendo un delito’’.

        ‘‘En este caso, ni siquiera podemos decir que solo se le exige a la mujer un estándar de probidad muy superior al de cualquier otro tipo de delitos. Las mujeres, al tener que demostrar que fueron víctimas de violación mediante signos de forcejeo, deben martirizarse a tal punto que deben poner en riesgo su vida y su integridad física para defenderse de una agresión, de manera que posteriormente pueda defenderse en términos penales, y esto lo único que hace es seguir responsabilizando a las mujeres de los delitos sexuales y seguir reforzando todos los estereotipos detrás del abuso’’.

         Imagen: New York Magazine

        Por: Alejandra Pizarro