Esto ocurrió 13 años atrás cuando yo tenía 14 años; fue a la salida del colegio. Con mis compañeros siempre tomábamos la misma micro y ese día como siempre pasamos al fondo de la micro. Yo me senté junto a la ventana y uno de mis amigos en el otro asiento, cuando un tipo se subió en la siguiente parada y mi amigo le cedió el asiento, ya que la micro se había llenado de gente. De pronto sentí algo en mi pierna: el tipo me estaba acariciando (yo usaba falda larga). Me congelé, le palmeé la mano y se hizo el tonto, pero al rato siguió. Entonces decidí pararme y bajarme, pero el tipo hacía como que no me escuchaba y me dijo que era una pendeja exagerada. Mi amigo se dio cuenta y sin tener que decirle, le paró el carro y el viejo me dejó salir, claro con un agarrón de poto. Me bajé rápido y me puse a llorar con mi amigo. Acordamos no decirle a nadie, ya que en esa época te tachaban de ‘‘suelta’’ al tiro. Mi amigo me dijo que era mejor que usara el uniforme deportivo del colegio y así lo hice. Colegio al que iba, usaba pantalón ancho, ya que siempre me sentí incómoda e insegura de vestir como a mí me gustaba. Me da rabia recordarlo porque me marcó mucho, ojalá todo tipo de acoso sea castigado, porque no es sólo un trauma de momento, sino que puede ser por siempre.