En estas calles de Chile, muchas mujeres han sufrido algún tipo de acoso. En algunos casos, más de uno. Las calles de Valparaíso no son para nada tranquilas y no hay diferencia entre noche y día. Las personas que presencian estas situaciones no hacen más que eso, presenciar el abuso.
Hoy, un tipo algo ebrio -la verdad, ebrio era lo menos que podía tener, probablemente tenía otro tipo de droga en el cuerpo y no me refiero a marihuana- me tiró el pelo e intentó acosarme No me soltó inmediatamente, por lo que le dije “oye, para la hueá” y comenzó a insultarme. No me dejó seguir mi camino e intentaba provocarme para que le pegara. Me decía “pégame,
poh”, reiteradas veces. Su “acompañante” rápidamente se fue. Pude hacerme a un lado e intentar seguir mi camino, pero el tipo caminaba detrás de mí y me decía; “cuando esté sano, te las vas a ver conmigo”, “¿acaso no me has visto?, ¿no me conoces maraca culiá?”, y volvía a repetir “cuando esté sano te las vas a ver conmigo”.
Era un tipo que no se veía de poco dinero. Tomé mi celular, me vio y cruzó la calle. Inmediatamente, se fue. Carabineros no contestó en las más de cinco llamadas que hice. Unos bomberos me dijeron que tomara la micro para irme a casa, que los carabineros no contestan, ellos me “custodiaron” mientras tomaba la micro.
Es horrible cómo muchas mujeres que son acosadas -y otras hasta violadas- no pueden obtener justicia en este país, pues estos tipos saben muy bien que con contactos y dinero salvan la situación. Como mujer, ya estoy cansada de ver y de tener que cruzar o “dar la vuelta más larga” para poder ir un poco, solo un poco, más segura. Estoy cansada y me da mucha impotencia tener que soportar este tipo de situaciones, ya que el tipo que tienes en frente es muy poderoso o simplemente no hay asistencia policial. IMPOTENCIA.