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    Las clases serán en línea y completamente gratuitas.

    Con la intención de aumentar los conocimientos de niñas y niñes en materia de igualdad de género y sobre sus derechos desde una perspectiva transversal en la materia, OCAC dará inicio a su programa de “Empoderamiento para Niñas y Niñes”, con su primer curso online: “Feminismos para Niñas y Niñes”.

    Los módulos, totalmente gratuitos, están dirigidos para niñas/es entre 10 y 12 años, y se desarrollarán durante los tres primeros sábados del mes de julio (4, 11 y 18), a través de la plataforma Zoom con una duración de 45 minutos cada uno.

    Excepcionalmente, para el sábado 4 de julio, se contempla una sesión introductoria con las y/o los adultos responsables de las/es niñas/es, con el objetivo de explicar la metodología de trabajo y resolver las dudas que pudiesen tener.

    María José Guerrero, Directora Ejecutiva de OCAC Chile, destacó que el programa se enfoca en tres grandes áreas, que tienen relación con el derribamiento de los estereotipos de género, la erradicación del lenguaje sexista y una aproximación a la práctica del acoso sexual callejero.

    “Este programa nos tiene bastante contentas, porque creemos que es importante trabajar con niñas y niñes como agentes de cambios. Es fundamental que ellas y elles puedan contribuir a modificar el sistema sexo/género a través de sus propios lenguajes, a través de cuestionar sus propios juegos y de poner en duda los estereotipos de género. Asimismo, es fundamental que niñas y niñes tengan acceso a las herramientas para poder realizar estos cuestionamientos en un ambiente seguro y sano”, precisó María José Guerrero.

    Información del curso

    Relatora: Claudia Vázquez

    Sábado 4 de julio:
    – 15:30 a 16:00: Sesión introductoria con adultas/os responsables de las y les niñes.
    – 16:00 a 16:45: Sesión 1

    Sábado 11 de julio:
    -16:00 a 16:45: Sesión 2

    Sábado 18 de julio:
    -16:00 a 16:45: Sesión 3

    ¡A inscribirse!

    Muy sencillo. Debes llenar y enviar este formulario y en seguida te enviaremos un correo con la confirmación, además de un link con un consentimiento informado para la/el adulta/o responsable de la niña/e.

    Se otorgará un certificado de participación a todas/es quienes asistan a las 3 sesiones. Se requiere 1 hoja y lápiz para actividad final de cada sesión y tener acceso a Zoom.

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      Este viernes 18 y sábado  19 de agosto OCAC Chile junto a la Fundación Friedrich Ebert y ONU Mujeres, realizará su primer Encuentro de Jóvenes Feministas en Santiago, dirigido para todas aquellas personas que estén interesadas en feminismo. Lo mejor, es que no necesitas ser experta/o, sólo tener ganar de aprender y participar del feminismo en Chile.

      Recuerda que el lanzamiento del Encuentro será este 18 de agosto, a las 17.45 hrs, en el Museo de la Educación Gabriela Mistral, y contará con una charla magistral realizada por Gloria Maira, Kena Lorenzini, Diamela Eltit y Silvia Lamadrid. Mientras que el sábado 19 se realizará en el Instituto Nuevo Bilbao de Providencia, de 09.00 a 19.00 hrs.

      A continuación te dejamos dos temáticas que se abordarán durante el Encuentro de Jóvenes Feministas:

      Trabajo y Cuidado

      “Se pondrá en cuestión los roles productivos y reproductivos de mujeres y hombres, desde diferentes aristas: trabajo remunerado/no remunerado, salario, espacios públicos/privados, reconocimiento, entre otros”.

      Partiremos por establecer que los roles de género son características y comportamientos considerados apropiados para hombres y mujeres, según lo que dicta la sociedad en conformidad con sus propias construcciones de masculinidad y femeneidad.

      A nivel productivo, existe el concepto de “brecha salarial”, el cual alude al 25% menos de sueldo que recibe una mujer en promedio. Además, en los espacios de discusión, la voz de las mujeres no recibe la misma consideración que la de los hombres, siendo incluso corregidas aunque sea en su campo de especialización (“mansplaining”).

      Otro punto es la diferencia en la división del trabajo no remunerado. Históricamente, ha caído en la mujer el realizar labores domésticas y de cuidado de familiares dependientes (roles asociados con la reproducción), ya sean hijas, hijos, personas mayores, u otras. Las mujeres pasan más del doble del tiempo en estas labores que los hombres, lo que habla de una necesidad de establecer una co-responsabilidad y destruir las nociones de género que tienen asociadas. Por otra parte, es importante dar cuenta de la invisibilización del trabajo no remunerado, el cual es apenas mencionado o medido, lo que deja sin valorizar el aporte social y económico de muchas mujeres en el ámbito privado.

      Arte y Cultura

      “En este espacio se abordará críticamente la reproducción de estereotipos de género en las diversas disciplinas artísticas, como también las diferencias entre las condiciones laborales, de legitimidad, entre hombres y mujeres en la industria creativa”.

      En las industrias creativas se reproducen todos los estereotipos ligados a los roles de género. En la música las mujeres son vistas como las meras intérpretes, cuerpos que sirven para vender el espectáculo. Sin importar el talento demostrado, son reducidas a su apariencia física, lo que se ve reflejado -entre otras cosas- en la diferencia de los enfoques de los medios a mujeres y hombres.

      Mientras las obras de hombres pueden hablar de cualquier tema, las mujeres son voces sólo autorizadas a hablar de temas emocionales y afectivos. Son duramente criticadas en cuanto rompen con los lugares que la sociedad considera femeninos.

      También se duda de la legitimidad de sus obras. Björk, artista islandesa de renombre, ha sido usualmente cuestionada en la autoría de sus obras. Los medios han otorgado un peso mayor a sus colaboradores hombres, a pesar de ser ella autora y productora en todo lo que hace.

      Por otra parte, al hablar de condiciones laborales, las mujeres también se ven perjudicadas. Son acosadas laboralmente en reiteradas ocasiones, siendo incapaces de denunciar o tomar una acción que les signifique un nivel mínimo de seguridad (basta ver el caso de Kesha vs Dr Luke).

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        La iniciativa se llevó a cabo en la Biblioteca de Santiago y logró juntar a diversas generaciones de feministas luchando por la equidad de género.

        El pasado martes 6 de septiembre, el Observatorio Contra el Acoso Callejero realizó en conjunto con la Fundación para la Promoción y el Desarrollo de la Mujer (PRODEMU), el “Encuentro Intergeneracional Feminista: Discutiendo la Violencia de Género”. Esta iniciativa se llevó a cabo en la Biblioteca de Santiago y logró juntar a diversas generaciones de feministas luchando por la equidad de género.

        En palabras de María Francisca Valenzuela, Presidenta de OCAC Chile, “son muy importantes las instancias para democratizar el conocimiento del feminismo, para que empecemos a expresar y ordenar un poco este conocimiento y crear estrategias de acción colectivas.”

        En primera instancia, el evento contó con exposiciones de María Francisca y también de Roxana Valdés, por parte de la Red Chilena Contra la Violencia hacia las mujeres. Con esta introducción se dio paso a las mesas de trabajo, en donde más de 50 personas se juntaron a discutir acerca de la violencia de género y la importancia del feminismo para abordar este desafío. Finalmente, se dio cierre a una jornada de casi tres horas con una plenaria en donde se expusieron y debatieron los principales puntos del ejercicio anterior.

        En relación al trabajo que se generó, Javiera Prieto, Directora de Intervención de OCAC Chile, señaló que “en las mesas de trabajo se vio que todas estaban muy motivadas por dar su opinión y a pesar de que las opiniones que tenían sobre violencia de género, feminismo y sobre cómo la mujer vive los distintos tipos de violencia eran muy diversas; se pudo llegar a consensos entre los grupos y la discusión fue muy enriquecedora. Yo creo que para todas las asistentes esto fue muy educativo”.

        Por su parte, Valenzuela recalcó la importancia de tener instancias de discusión de feminismo como la que se vivió en este encuentro feminista. “Es importante que las nuevas generaciones empiecen a tener instancias de discusión de feminismo, como también que generaciones más antiguas de feministas nos traspasen su conocimiento y su experiencia como por ejemplo, la Red Chile que existe desde la década de los 90, cuando en Chile empezó a verse una institucionalización de los temas de género”, concluyó.

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          La periodista, feminista mapuche y docente de la Universidad de Chile, conversó con OCAC Chile sobre cómo las luchas feministas necesitan incorporar las reivindicaciones de las mujeres indígenas, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer Indígena.

          El 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Mujer Indígena, en recuerdo de Bartolina Sisa, una mujer aymara que luchó contra la opresión colonialista y que fue cruelmente asesinada en 1782.

          Paula Huenchumil es periodista, feminista mapuche y se desempeña en el Plan Transversal “Pueblos originarios y nuevas etnicidades en Chile”, de la Universidad de Chile. En esta oportunidad conversó con el Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC) sobre cómo las luchas feministas necesitan incorporar las reivindicaciones de las mujeres indígenas.

          – ¿Cuál es la importancia y la necesidad de que las luchas feministas incorporen temas de la comunidad indígena?
          –Los primeros movimientos feministas, de alguna forma no incluían las luchas de las mujeres indígenas, sino que cuidaban los intereses de mujeres de la élite, de las mujeres blancas con acceso a escolaridad, profesionales, o relacionadas a movimientos políticos. Más bien fueron las mujeres indígenas, que estaban involucradas en los movimientos de liberación de sus pueblos, las que dieron origen a un cuestionamiento de los procesos de inclusión de la mujer en las políticas públicas. Hoy la mujer indígena sufre una triple discriminación en diferentes ámbitos de la sociedad: por ser mujer, por ser pobre y por el hecho de pertenecer a un pueblo indígena.

          La conferencia de la antropóloga Sonia Montencino, en el marco del día de la mujer del año de este año, señalaba que “todas sabemos del significado de las triples opresiones (de género, clase y etnicidad) y que las mujeres indígenas ocupan el lugar de las más pobres entre las pobres (sobre todo en el caso mapuche). Hoy día esa diferencia (la étnica) convertida en desigualdad de género, clase y cultura es un cristal que encandila todas nuestras pretensiones de avanzar hacia un país justo”.

          – ¿Hoy día se han incorporado suficientemente las luchas de la mujer indígena en los movimientos feministas del país?
          –Yo creo que es un proceso, por lo menos acá, más o menos reciente. El hecho de llamarse una mujer indígena y feminista es algo que se está dando hace poco; y que en un comienzo causaba conflicto, porque a veces dentro de la misma tradición el límite de cuándo es tradición y cuándo estamos luchando por nuestros derechos es muy delgado. Las mismas mujeres y las nuevas generaciones nos hemos dado cuenta de que existe una defensa de nuestros propios pueblos, pero también hay una defensa de nosotras como mujeres. Nosotras somos las que tenemos menor acceso a la educación y para qué decir a la educación superior, el nivel de oportunidades que hay es súper bajo y nos cuesta bastante llegar y mantenernos.

          Debemos valorizarnos como mujeres indígenas, porque dentro de los mismos pueblos es fundamental su labor. La mujer es la encargada de que los conocimientos ancestrales vayan siendo promovidos y perpetuados de generación en generación y ese rol que tiene la mujer indígena no ha sido valorado por la sociedad chilena como debería ser.

          – ¿Ves situaciones en que se encuentren estas dos posiciones? ¿Entre lo que es tradición con lo que es la lucha feminista dentro de las comunidades indígenas?
          –Sí. Siempre existe gente que cree que la mujer viene a cumplir cierto rol. Pero si ahondamos en nuestra cultura mapuche, vemos que ancestralmente es una cultura que mantiene la dualidad, la tierra, Ñuke mapu, es nuestro principal sustento. Además, el universo nos muestra distintas energías, entre ellas, masculinas o femeninas, las cuales deben estar en equilibrio y en armonía. Es decir, nuestra espiritualidad es en conexión con la naturaleza, con nuestro entorno, tratando de mantener esto en el diario vivir. Entonces si vamos al origen, nos podremos dar cuenta que la igualdad de género sí existía, solo que con la colonización española se insertó de alguna manera el machismo.

          Hace poco, nos visitó en una actividad la feminista Maya Xinka Lorena Cabnal, quien ha manifestado que al interior de sus propias comunidades se viven situaciones de subordinación, violencia o discriminación: “La opresión manifestada contra las mujeres a lo interno de nuestras culturas y cosmovisiones es algo que hay que cuestionar de manera frontal y nombrarla como es: misoginia, expresada y manifestada en las actitudes y prácticas cotidianas más remotas y actuales, contra nuestros cuerpos, nuestros pensamientos, decisiones y acciones”.

          – ¿Cuáles son las luchas feministas que convocan a las mujeres indígenas en Chile?
          –De partida, el derecho a la educación. Porque claro, quizás una lucha feminista es poder tener acceso a mejores puestos en empresas, tener derecho a igualdad de sueldos, etcétera. Pero las mujeres indígenas, en ese sentido, estamos más atrás en la lucha. Hay que partir de la base que el acceso a la educación primaria, secundaria y universitaria es súper desigual porque en general las indígenas son familias con pocos recursos económicos y las mujeres tienen menos acceso a la educación y a la universitaria aún menos.

          Además hoy en día se exige detener la violencia que existe de parte del Estado y de la fuerza policial contra las mujeres de pueblos indígenas, especialmente de las que están en territorios en defensa de comunidades. Muchos de los presos políticos son hombres, entonces son las mujeres las que se quedan a cargo de comunidades y las que están sufriendo estas represiones, por supuesto que también se exige la libertad a los presos políticos mapuche.

          Actualmente está el caso de la machi Francisca Linconao, donde se está pidiendo su libertad. Ella es una autoridad ancestral, es mujer, es una mujer que está a cargo de su familia. Entonces también ahí hay una lucha muy importante de las mujeres indígenas, de su liberación. Porque ha sido súper simbólico el proceso, ha sido injusto y con mucha represión. Entonces ella como mujer y como autoridad ancestral es una lucha y uno de los puntos que se convoca en las marchas de conmemoración del Día de la Mujer Indígena. Claramente que lo que convoca también es la lucha contra el sistema colonialista y capitalista que existe hoy en día.

          – ¿Cómo afecta el tema del centralismo que existe en Chile?
          –Hay que destacar que gran parte de la población indígena está en Santiago. Entonces, claro, la triste realidad es que se invisibiliza lo que está pasando en el sur, el tema de la violencia física de la fuerza policial, se criminaliza la defensa legítima del territorio, del Wallmapu. Los medios tradicionales de comunicación son centralistas también y tienen sus propios intereses, los cuales defenderán, desinformando a la población.

          Pero acá en Santiago tenemos otros tipos de violencia que se ejercen hacia las mujeres, hombres, niñas y niños indígenas. Vemos que existe una discriminación constante por el aspecto físico, por los rasgos, como también por los nombres y apellidos. En ese sentido, vemos que Chile está muy atrasado en temas de aceptación de pueblos originarios, porque te ven como un ente extraño si uno se declara mapuche o indígena, para la gente es súper chocante.

          La discriminación que sufren los pueblos originarios, es un tipo de violencia simbólica que se da en lo cotidiano. Y también son una parte de las luchas de las mujeres indígenas que tienen que llevar ese peso y ese dolor cuando mandan a sus hijos a las escuelas, que sufren esta discriminación por los apellidos. Suena algo súper básico pero que existe mucho hasta el día de hoy.

          – ¿Cómo crees que las organizaciones feministas pueden trabajar en incorporar no sólo la temática indígena sino también otras temáticas interseccionales, como el racismo que estamos viendo hoy con la inmigración?
          –La lucha de la mujer indígena tiene muchos factores similares a varias luchas feministas. Quizás antes no fueron etiquetados de esa forma, porque siempre han existido mujeres indígenas valiosísimas que en diferentes etapas de la historia han sido y son grandes líderes que luchan por la defensa de la cultura, del idioma y del territorio. Uno de nuestros orgullos como pueblo es: Nicolasa Quintremán Calpán, una gran activista quien junto a su hermana Berta dieron una lucha extraordinaria en oposición a la construcción de la hidroeléctrica Ralco de Endesa.

          Lo que yo percibo ahora, y quizás me puedo estar equivocando, es que muchas mujeres indígenas, nos estamos atreviendo a decir, “somos indígenas y somos feministas”, fortaleciendo nuestra espiritualidad, pero también siendo políticas.

          Creo que en Chile, tenemos esa tendencia a etiquetarnos, cuando, sin duda, el movimiento feminista, el de las mujeres indígenas y mujeres inmigrantes, tienen muchísimo en común. Hoy muchas mujeres indígenas nos paramos y decimos que somos mujeres indígenas que luchamos por nuestros derechos. Entonces no es menor que en las marchas que se convocan para el Día de la Mujer Indígena, estemos posicionándonos como mujeres feministas también. Entonces creo que se puede hacer una gran labor si construimos puentes, un trabajo de más colaboración y hacemos este cruce entre el género y la etnicidad.

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            La autora de “No abuses de este libro” conversó con OCAC Chile sobre su libro, el abuso y el machismo. Su novela gráfica cuenta la historia autobiográfica que retrata la vida de Tina, una niña de siete años que ve cómo su mundo cambia cuando sus padres se divorcian y re hacen sus vidas con otras parejas. Ahí es cuando aparece R, nuevo novio de su madre y su abusador por más de cuatro años.

            Natalia Silva tiene 23 años, es feminista, ilustradora y autora de “No abuses de este libro”, una novela ilustrada que muestra la historia de una pequeña niña llamada Tina, quien sufre un cambio de 180 grados en su vida cuando su padrastro -un hombre de apariencia correcta, intachable, de esos que no matan ni una mosca- abusa sexualmente de ella. Este abuso se perpetuó por cuatro años, hasta que un día decide romper el silencio y contarle a su psicóloga.  Se trata de una historia autobiográfica y al igual que Tina, Natalia por años también sufrió abuso por parte de su padrastro.

            La ilustradora cuenta que a los 16 años comenzó a escribir, a dibujar la historia como parte de su proceso de sanación. Pero que con el tiempo fue tomando otra connotación hasta transformarse en un libro con el que espera educar sobre esta violenta realidad y ayudar para que otras personas se atrevan a enfrentar a sus abusadores y sacar la voz.

            Si bien Natalia Silva afirma que no publicará otro libro sobre su propia historia, está abierta a hablar de este tema. En conversación con OCAC Chile cuenta por qué decidió crear esta historia para niños y niñas inspirándose en su propia experiencia.

            – ¿Cómo nace este libro?
            – Nace como una necesidad de expulsar todo lo que me había pasado. Los primeros dibujos los hice en mi diario de vida de adolescente y me demoré siete años en poder sacar este libro. Hoy ya está todo dicho ahí y no quiero ser una víctima, quiero ser una heroína.

            – ¿Qué significó para ti publicarlo?
            –Cerré un ciclo. Fue mi manera de poder sacarme todo lo que tenía adentro. Pero no ha sido igual para todo el mundo. Una pariente me dijo hace poco: “Por fin vas a dejar este tema de lado, espero que seas feliz”. Y yo le dije: “No, no voy a dejar de hablar del tema, voy a vivir con esto toda la vida ¿qué te pasa?” ¿Cómo puede ser posible que se normalice tanto el tema? Lo peor es que ella misma sufrió situaciones de acoso cuando chica.

            – ¿Cuáles han sido las reacciones?
            –He recibido buenas críticas, constructivas también, y feedback muy positivo. Con el abuso me han dicho exagerada toda la vida, pero con el libro sólo una vez: fue un comentarista de Emol que dijo que era un asco de historieta, porque yo estaba aprovechándome para hacerme millonaria con el libro. Dijo que era una mentirosa y que no podía probarse. No tuve que ni meterme, me defendió mucha gente. También me pasó con una entrevista que me hicieron por mail, que me preguntaron cómo sabía que había sido abuso y no una mal interpretación. Pensé que era broma. Fuera de eso, he recibido muchos correos en agradecimiento por contar mi caso, como también para contarme los suyos. Ha sido heavy.

            – ¿Qué pasó con tu familia cuando les contaste que fuiste abusada?
            –Mi familia por el lado materno lo minimizó, como suele pasar en los temas de abuso. Es brígido cómo eso pasa en todos lados, como la chica que fue violada por un nadador en Standford y la gente de algún modo lo justificó diciendo: “Es que estaba curada”. ¡¿Y qué tiene que ver?! En el abuso no hay un termómetro de cuándo es grave y cuándo no. ¡Siempre es grave! Siempre te va a marcar. Lo del abuso es machismo puro y duro.

            – ¿En algún momento te sentiste culpable?
            –Obvio que cuando chica me lo cuestioné, porque era lo que todos decían. Es más, cuando probé la marihuana por primera vez, pensé que podía llegar a sentir algo de lo que decía sentir mi abusador, que siempre relacionó la weed con el abuso. Claramente no pasó. Incluso recuerdo que una vez una psicóloga dijo que mi padrastro se había enamorado de mí y que eso no significaba algo particularmente malo o que fuera a repetirse. Pero un hombre que se enamora de una niña de ocho años es un pedófilo, punto.

            – Esa normalización de los abusos también suele hacerse con los acosos callejeros, ¿lo has sufrido?
            –Sí, lógico. Acá es súper normal que pase, porque piensan que por ponerte un vestido tienen derecho a decirte cosas. Es tan machista la sociedad que hasta mis amigas me dicen que no puedo salir a trotar a las 12 de la noche en peto. Pero, ¿por qué no voy a poder? Estoy en todo mi derecho. Tenemos que hablar de estos temas, educar a los niños y niñas sobre el abuso y dejar de normalizar situaciones que no lo son.

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              Una de cada diez alumnas/os de la facultad de filosofía y educación del plantel  ha sido víctima de acoso.

              El Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC Chile) participó en la entrega de los resultados de la primera encuesta sobre Acoso Sexual en la Universidad que realizó la Coordinadora de Género y Sexualidad  (CEGESEX) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), junto al Centro de Prevención y Atención Reparatoria a Mujeres Sobrevivientes de Violencia Sexual de Valparaíso (CVS).

              La encuesta se aplicó en 2015 en la Facultad de Filosofía y Educación de dicha Universidad y tuvo por objeto visibilizar las prácticas de violencia sexual dentro del ámbito universitario actual, como también conocer lo que los y las estudiantes de la facultad saben acerca de este tipo de violencia.

              En la presentación de la encuesta partició la Directora del Área de Estudios de OCAC Chile, María José Guerrero, quien sostuvo que “urge crear un protocolo que dé cuenta de estos fenómenos porque lamentablemente, las universidades regulan el acoso entre funcionarios o académicos a través de normativas laborales, pero no cuando ocurre entre estudiantes”.

              Cabe destacar que la encuesta arrojó que de 451 alumnos y alumnas encuestados de la Facultad de Filosofía y Educación de la PUCV, más del 10% sufrió violencia sexual en contextos universitarios. El 75% de éstos ocurrió entre estudiantes de la facultad, donde las mujeres fueron las principales víctimas.

              En cuanto a los casos de acoso en diversas universidades del país, Guerrero dijo que “ha sido una bomba de tiempo que empezó a explotar de a poco. Lamentablemente, nosotras somos pares hasta que nos atraviesa el género. Somos mujeres con posibilidad de ser víctimas y nuestros compañeros, hombres con posibilidad de ser victimarios. No podemos seguir haciendo la vista gorda”, afirmó.

              Camila Bustamante, socióloga experta en acoso sexual en espacios universitarios y parte de OCAC Chile, comenta que “es un fenómeno que ocurre, probablemente, desde que las mujeres ingresaron a estos espacios educativos. Sin embargo, solo en el último tiempo se ha visibilizado como un problema real, debido a que las víctimas, cansadas de la incapacidad de las instituciones de hacerse cargo y sancionar a los acosadores, han hecho públicas sus denuncias”.

              Como plantea Guerrero, uno de los grandes problemas es que las normativas de acoso sexual se circunscriben a los espacios laborales, por lo que sólo abordan los vínculos entre trabajadores/as y de trabajadores/as a estudiantes. Sin embargo, el acoso sexual entre estudiantes de una misma casa de estudios queda absolutamente desregulado.

              En ese sentido, Bustamante afirma que “es necesario contar con leyes que se basen en una concepción amplia de violencia de género que, además de la violencia intrafamiliar y el femicidio, contemplen otros fenómenos como el acoso sexual en espacios educativos y públicos, la violencia obstétrica y el sexismo en los medios”.

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                La iniciativa se extiende por cuatro días y busca promover la construcción de nuevos modelos de oportunidad para contribuir a la formulación de una Agenda Urbana con igualdad de género.

                La Presidenta Michelle Bachelet junto a la Ilustre Municipalidad de Santiago, la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM), la Asociación Chilena de Municipalidades, ONU Mujeres y otras importantes entidades, dieron inicio el pasado lunes a la III Cumbre Iberoamericana de Agendas Locales de Género “Mujer y Ciudad”.

                La iniciativa se extiende por cuatro días y busca promover la construcción de nuevos modelos de oportunidad para contribuir a la formulación de una Agenda Urbana con igualdad de género, bajo la temática “Mujer y Ciudad”.

                El Observatorio Contra el Acoso Callejero Chile fue invitado a participar para intercambiar reflexiones, vivencias, preguntas, logros y obstáculos en torno a la igualdad efectiva de mujeres y hombres en las agendas públicas.

                Al respecto Alice Junqueira, Directora de Articulación Internacional de OCAC Chile, cuenta que “es la primera vez que participamos en la Cumbre y significa el reconocimiento de nuestro trabajo y de la importancia de los movimientos sociales que, en todo el mundo, están actuando de forma incansable para que se visibilice que el acoso sexual callejero es una violencia de género, que ocurre a diario en las ciudades, y que es urgente deslegitimar y erradicar”.

                Es por ello que durante esta Cumbre OCAC Chile presentará el documental “Verdad al Viento para luego dar paso a un foro de debate sobre las experiencias de acoso callejero no solo de Chile, sino también en Latinoamérica. Región que en palabras de Junqueira “en el último tiempo se ha convertido en una gran impulsora de la temática gracias a la articulación de las organizaciones de la sociedad civil”.

                En esa línea, Bárbara Sepúlveda, Directora Ejecutiva de OCAC Chile, afirma que “la definición de nuevas políticas públicas y diseños innovadores de ciudades con perspectiva de género, implica incorporar iniciativas para hacer de las comunas y barrios lugares más seguros para las mujeres”. En el caso de Chile, “las políticas públicas han experimentado un gran avance en los últimos años. La ley de Cuotas, la actual tramitación del acoso callejero y del aborto en tres causales; la nueva ley de partidos políticos, la creación del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género son evidentes conquistas para las mujeres chilenas”.

                Junqueira, por su parte, agrega: “Como OCAC Chile, fuimos invitadas por el SERNAM para contribuir con la elaboración del Plan Nacional de Acción contra la Violencia hacia las Mujeres, hicimos capacitaciones para funcionarios/as públicos/as y carabineros/as y presentamos un proyecto de ley que ya está en tramitación en el congreso. Sin embargo, aún hay mucho que hacer y defendemos que el principal enfoque de las políticas debe estar en la prevención y educación de todos los tipos de violencia de género, incluido el acoso sexual callejero”.

                La presentación de OCAC Chile se realizará este 20 de enero, en el auditorio 7 del Centro de Extensión de la Universidad Católica, a las 19:30 horas.

                 Imagen www.municipalidaddesantiago.cl

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                  Los hombres pueden trabajar contra del acoso sexual callejero, hablando con otros hombres, para hacerles entender que ellos no pueden decidir lo que es o no ofensivo para una mujer.

                  Muchos hombres ven al acoso verbal callejero como simples cumplidos, pero ¿qué pasa cuando a las mujeres les molesta? El periodista Jozan Cummings, del medio virtual The Root, se lo preguntó y escribió un artículo al respecto.

                  El autor se basa en su perspectiva como hombre para decir que él podría estar de acuerdo en que muchos se consideren ‘‘caballeros’’ al decir estas frases. Sin importar lo bien intencionadas que sean las palabras o lo respetuosas que se crea que son, están llegando a oídos exhaustos. Oídos que antes de ese cumplido, lo han oído todo y lo oyen todos los días. Sea con miradas o con palabras, las mujeres ya están hartas.

                  Lamentablemente, la gran mayoría de estas conductas son perpetradas por hombres a los que, seguramente, nunca se les enseñó que esta es una práctica no deseada y, por lo mismo, violenta. Muchos no saben cómo respetar a sus pares mujeres y caen en esta pésima y poco original conducta. Cummings también desmiente la aseveración de que a las mujeres que les molestan estas acciones tienen mal carácter: nadie tiene el derecho a decirles que están equivocadas si es eso lo que sienten.

                  Una de las mayores preocupaciones que plantea el autor es que el debate sobre el acoso sexual callejero se ha abordado sólo desde un punto de vista: el de las mujeres (y con razón, ya que ellas son las víctimas la mayor parte del tiempo). Sin embargo, la organización en contra del acoso callejero ‘‘Hollaback’’ toma el otro lado: “Los hombres en particular no están conscientes de la frecuencia y la gravedad de las faltas de respeto que muchos compañeros y compañeras (especialmente mujeres), experimentan en los espacios públicos’’, explica en su sitio web.

                  Rolando Thompkins, uno de los directivos de la organización ‘‘Stop Street Harassment’’, indica que una de las mejores cosas que los hombres pueden hacer para trabajar en contra del acoso sexual callejero es hablar con otros hombres y hacerles entender que ellos no pueden decidir lo que es o no ofensivo para una mujer. También compara esta situación con el racismo al indicar que ‘‘al igual que una persona blanca no puede decirme lo que es ofensivo para mí en términos de raza, yo no puedo decirle a una mujer qué es ofensivo para ella’’.

                  Cummings explica que, culturalmente y como hombre, sabe que cuando quiere conocer a una mujer, debe ser ‘‘agresivo’’, que es lo que se enseña a todos los jóvenes. Es decir, debe acercarse a una mujer que no conoce y comenzar una conversación. Para el autor, saber cómo acercarse a una mujer está en contraste con ser misógino o machista, y evita este último comportamiento.

                  En el artículo, también se señala que existen beneficios al hablar con los pares sobre el acoso callejero, ya que muchos hombres poseen historias en la que han salido con una mujer o han escuchado a alguien decirle algo. Es probable que este tipo de experiencias ayuden a los hombres a cuestionarse a sí mismos.

                  Como sea, los varones necesitan hablar más con las mujeres y entre ellos sobre lo que han vivido. Quizá, por la brecha cultural, sea difícil alcanzar a un consenso respecto de qué es y qué no es acoso sexual callejero. Probablemente, una mayor comprensión desde ambos géneros ayude a que todos y todas lo sobrellevemos de una forma más sana y sin violencia.

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                    principal testimonios

                    Empecé a darme cuenta del acoso callejero cuando mi cuerpo empezó a cambiar, cuando me sentía observada en la calle, cuando sentía miradas que me invadían y me incomodaban. Al principio tenía casi asumido que era algo normal; algo por lo que toda mujer en su vida tenía que pasar y, hasta, que muchas veces la culpa la tenía una (sí, estaba equivocadisíma).

                    Un día, de pura casualidad, me topé con información en Internet sobre algo que nunca había escuchado: feminismo. Tenía un concepto errado sobre el feminismo, como mucha gente lo tiene. Pensaba que era algo como el machismo pero al revés, que violentaba a los hombres y los humillaba. Sin embargo, seguí leyendo e investigando y entre otras cosas me di cuenta de que muchas mujeres día a día debían pasar lo mismo que yo, que el machismo se presentaba de muchas formas, no sólo con un hombre golpeando a su mujer o jalándola del pelo. Aprendí sobre machismo y micromachismos.

                    En otros países aprendí la definición de sexismo, de la que tampoco tenía idea (y de paso aprendí que no debía sacar conclusiones sin informarme). Junto con todo esto, me di cuenta de que muchas costumbres sexistas estaban arraigadas en nuestra sociedad, que la gente las aceptaba como normales. Empecé a sacar la voz, a luchar por lo que me parecía justo. Ante cada comentario sexista, yo saltaba, con mis argumentos y razones. Al principio, mucha gente se mostró desconcertada. Me ponía a discutir con mis profesores, mis papás, mis amigos, incluso, con los papás de mis amigos, pero nunca me rendí, nunca me volví a quedar callada.

                    También aprendí a quererme. Comprendí que la única aprobación que necesitaba era la mía, que si yo me maquillaba, me depilaba o me vestía de cierta forma, lo hacía por mí y para mí. Empecé a dar esta lección a la gente que me rodeaba, a mis amigas y mujeres conocidas, principalmente. Siento que lo mejor es informarse y educar, sobre todo a las nuevas generaciones.

                    Aun así, me da mucha lata no poder hacer nada cuando veo a una mujer violentada en la calle. Me da impotencia, porque sé lo que se siente. Por eso es necesario dejar de reforzar los pensamientos sexistas que nos afectan a hombres y mujeres, que nos obligan a comportarnos de acuerdo con nuestro género, que nos educa como personas inseguras para vernos en la necesidad de buscar la aprobación del resto. No sólo por el acoso callejero, sino por todas las injusticias de género que se viven día a día es que hay que ponerle un fin a todo esto.