— ¿Por qué quisiste patrocinar el proyecto de Ley de Respeto Callejero?
—Porque me parece fundamental que dentro de los cambios políticos y culturales que nuestra sociedad requiere, se fomente y exija respeto entre las personas como un elemento clave para la convivencia. En especial, porque en nuestra sociedad la violencia sexual, tanto física como psicológica, es una realidad más común de lo que muchos imaginan, aunque muchos traten de taparla o lo que es peor, normalizarla.
— ¿Ha sido difícil llevar este proyecto de ley en el Congreso?
—La verdad, menos de lo que esperaba. Me parece que el rol del Observatorio ha sido clave para abrir puertas y conciencias que, en un comienzo, considerábamos cerradas. Esto ha permitido que la propuesta, nacida del mundo social -en un país donde no existe la iniciativa popular de ley-, se instale en la opinión pública. El avance del proyecto en las comisiones correspondientes ha sido muy interesante, pero insisto en que eso se debe fundamentalmente al trabajo de concientización que ha realizado OCAC Chile.
— ¿Has sido testigo y/o víctima de una situación de acoso callejero?
—He sido víctima de acoso callejero, pero en lo restringido a frases de connotación sexual, no he sufrido tocaciones, acorralamiento ni persecuciones en la vía pública. También he sido testigo de acoso sexual callejero y he visto como realizan tocaciones en el Metro o de cómo le han gritado cosas a otras mujeres.
— ¿En qué momento te diste cuenta que el acoso callejero es violencia de género?
—Antes de conocer el proyecto de ley no lo había caracterizado como violencia de género, aunque sí consideraba que era agresivo.
— ¿Has sido testigo o víctima violencia de género en tu entorno laboral?
—Sí, cuando trabajé como garzona, sobre todo de parte de los clientes, y en el Congreso también.
— ¿Cómo combates el acoso callejero y el sexismo en general en tu día a día?
—Además de impulsar el debate y la legislación, siempre que sufro agresiones verbales las respondo con un reclamo o un garabato, a modo de respuesta a las agresiones verbales.
—Eres una de las pocas mujeres que integra el parlamento. ¿Qué opinas sobre la participación de las mujeres en política?
—En las distintas áreas de la vida social resulta difícil ser mujer, sobre todo en las sociedades capitalistas en las que se ve a la mujer como un objeto. Además se pone permanentemente en duda su inteligencia y capacidad de hacer las cosas iguales o mejor que los hombres. A eso se suman las múltiples trabas materiales que una mujer tiene para ejercer la vida pública.
En esa línea, vemos que la mujer tiene un alto nivel de participación en las organizaciones sociales, pero esto no se refleja en la política nacional, principalmente por lo complicado que es para una mujer llegar a puestos de decisión en la mayoría de los partidos. Y digo la mayoría porque puedo afirmar con orgullo, que el Partido Comunista de Chile ha sido excepción desde su creación y sin necesidad de leyes. Prueba de ellos son Teresa Flores, Julieta Campusano, Mireya Baltra y Gladys Marín, primera presidenta de un Partido chileno. Lamentablemente somos excepción a la regla.
Foto: ElDinamo.cl