Miedo

    0 1909

    principal testimonios nuevo

    Tal vez estoy escribiendo esto de paranoica, pero más vale tener cuidado. Hace un tiempo (2 meses aproximadamente) fui a una tienda del Mall el Trébol en Concepción. Como nadie me atendía, entré a probarme una polera. Estaba en eso cuando me di cuenta que la cámara de seguridad se reflejaba en el espejo. No se si se veía algo, pero entré en pánico y salí espantada, lo más rápido posible. No me había acordado de eso hasta hoy.

      0 1670

      principal testimonios nuevo

      Todos los días camino hacia un paradero a dos cuadras de mi casa para tomar la micro, pero cada vez que pasa un auto, mi mamá, papá o hermana me llaman preguntando si estoy bien por miedo a que el auto me haya secuestrado.

        0 5666

        principal testimonios nuevo

        Esto pasó en invierno. Hacía mucho frío y yo andaba demasiado abrigada. Me dirigía a mi casa, luego de salir temprano de la universidad como a las 11 y tanto de la mañana. Tomé la micro I09 en dirección a Maipú. Iba muy poca gente, así que me senté junto a la ventana para irme durmiendo en el camino.

        De repente comencé a sentir como unas cosquillas en mi espalda, pensé que podía ser la etiqueta de la camisa. Pasó un rato y en eso siento un agarrón cuático en mi guata. Me doy vuelta y veo un viejo con cara de excitado, un viejo de unos 60 años. “Conchesumadre…” pensé. Me paré rápido y veo que el viejo se estaba masturbando. Salí corriendo para delante de la micro. Quedé en shock, sólo atiné a sentarme al lado de una señora. Me sentí pésimo, un nervio cuático indescriptible, un hormigueo por todo el cuerpo. Me sentía paralizada. El viejo luego se bajó de la micro.

        La verdad, yo siempre me defendía. Soy de las que le responde a los hombres asquerosos que me gritan cosas en la calle y los enfrento. Siempre decía que si alguien me toca, le saco la cresta. Pero jamás me habían vulnerado de esa manera. Realmente, no supe qué hacer, no hice nada. Es cuático, una se siente sucia y queda temerosa de andar sola.

          0 1343

          principal testimonios nuevo

          Salí de la estación de Metro Príncipe de Gales y un tipo me siguió, me puso un arma en la cabeza e intentó llevarme al canal que pasa por Tobalaba. Hice la denuncia en Puente Alto ya que Carabineros nunca acudió a la estación de Metro. Se demoraron demasiado y como era de noche, decidí irme. Entregué una descripción del sujeto. Tengo miedo ya que el sujeto se quedó con mi celular. Al no querer bajar con él, me obligó a desbloquear mi celular y entregárselo, luego de eso salió corriendo. Se quedó con todos mis datos y desde esa fecha me están acosando por todas las vías existentes

            0 9836

            principal testimonios nuevo

            Me dirigía al Metro Macul a eso de las 8:00 de la mañana, vistiendo un abrigo y calzas de polar (lo explicito para que no aparezca el comentario de la vestimenta que tan usualmente se utiliza para culpabilizar a la víctima). Cuando pasaba frente a un supermercado, un tipo en bicicleta de unos 40 años de edad me detuvo para preguntarme una dirección. Me saqué los audífonos y traté de guiarlo. Hasta ahí todo bien, pero cuando me dio la mano para darme las gracias, me jaló hacia él para darme un beso en la boca. Yo sólo atiné a apartarme y di un grito agudo de sorpresa y miedo. El tipo se volvió a acercar para tratar de darme nuevamente un beso y yo me fui lo más rápido que pude. Mientras me alejaba me gritaba “un besito en el chorito”.

            La situación me dejó en shock y sentí rabia conmigo misma por no haber reaccionado de otra forma (siempre llevo conmigo un gas pimienta para un eventual peligro). No obstante, lo que más me molestó fue la reacción de algunos amigos varones e incluso un chico con el que estoy saliendo, quienes se rieron de la situación, pese a lo vulnerada que me sentí. Ahora me da miedo ayudar a la gente en la calle por el temor a que me ataquen de nuevo.

              0 3655

              principal testimonios nuevo

              A los 12 años, paseaba en bicicleta con una amiga por el parque y se nos ocurrió subir un poco el cerro. En eso, sale un viejo entre los árboles masturbándose, mirándonos y riéndose. Nosotras, asustadas, nos subimos a la bicicleta y nos tiramos para abajo lo más rápido posible. Nos dio miedo, nos pusimos nerviosas, nos caímos. A mi amiga se le rompió el manubrio. Nos sentimos vulneradas.

              No lo contamos en nuestras casas, por miedo a que no nos dejaran seguir saliendo. No subimos en meses al cerro.

                0 4208

                principal testimonios nuevo
                Por cosas de la vida me desarrollé un poco antes que la mayoría de las niñas de mi edad. A los  11 años ya tenía el cuerpo más formado, más de adolescente y  a los 10 años me había llegado la regla. Estas dos cosas me hacían sentir incómoda y al ver que a mis amigas no les pasaba lo mismo, me sentía rara, sólo quería seguir siendo una niña y jugar como las demás.

                Explico eso para dar contexto a algo que me pasó a los 12 años más o menos. Recuerdo andar de la mano con mi mamá por Santiago Centro en verano, hacía calor así que andaba con short, polera y chalitas, cuando sentí que alguien me agarró el trasero. Quedé congelada, no atiné a decir algo, sólo me di vuelta asustada y vi a un viejo canoso agarrándome el trasero; no conforme con eso, dio un par de pasos tras nosotras sin soltarme. Mi mamá no se dio cuenta y yo no fui capaz de contarle, no entendía bien que había pasado, sólo sabía que estaba asustada.

                Desde chica me acostumbré a andar siempre con audífonos para no escuchar las cosas que me decían hombres de toda edad como si fuera un halago, como si me fueran a seducir diciendo qué me harían, como si me interesaran sus palabras enfermas y depravadas.

                Hoy, por el mismo cuerpo voluptuoso, no me siento tranquila saliendo vestida como quisiera a la calle, porque si usas un poco de escote te quedan mirando con cara de depravados y ni intentar salir con shorts o calzas sin por lo menos recibir algún comentario respecto a mi figura. Parece que algunos hombres no entienden que si una se arregla y se quiere ver linda no es para llamar su atención, sino para sentirme cómoda, para yo encontrarme linda; su opinión sobre mi apariencia no me interesa en lo más mínimo y mucho menos cuando no la pido.

                  0 4462

                  principal testimonios nuevo

                  Hace un par de años fui a estudiar a la universidad, así que tuve que vivir sola, caminar sola, moverme por la ciudad sola. De chica, me incomodó mucho pasar cerca de muchos hombres ya que siempre me miraban y gritaban cosas. Con el tiempo fui superando eso y ya no sólo me incomodaba, sino que también me daba rabia; con cualquier ropa alguien podía decir algo.

                  Entre varias malas experiencias, hubo una que me asustó más que las demás. Salí de mi casa un día de primavera con una falda y una blusa que me encantaba. Mi pololo me sugirió ponerme pantalón o algo así para que no me sintiera mal en la calle, ya que podían decirme algo. Yo no quise, hacia calor y me encantaba esa ropa. Cuando salí de la casa, di dos pasos y un tipo en un auto comenzó a gritarme de todo. Casi se salía por la ventana del auto, mirándome y gritándome las cosas sexuales que haría conmigo. Habían varios autos, y muchas personas pasaron por mi lado. Caminé media cuadra con él siguiéndome al paso, hasta que acercó el auto a mi y se estacionó. Ahora me gritaba y me miraba de frente. Todos vieron y nadie le dijo algo. Yo le gritaba también que dejará de acosarme, que era un pervertido, que era mi cuerpo, etc. Estaba aterrada y con tanta rabia, no se cómo me atreví a pegar una patada en su auto y salir corriendo. Corrí unas cuadras y no pude más, solo me senté en la vereda mientras lloraba desconsolada, con mucho miedo. Me habían pasado situaciones incómodas en el centro o en otros lugares, pero el que fuera al salir de mi casa y que nadie fuera capaz de decir algo, me hizo sentir insegura y culpable.

                  Hoy, escribo a las 02.00 de la madrugada porque desperté con una pesadilla de esa situación que viví. Son tantas las situaciones de ese tipo que pasamos desde niñas, que cuando sé que tendré que andar sola, tengo pesadillas horribles mientras duermo. Son cosas que a veces parecen tan normales para los demás, pero que una no la dejan ni dormir.

                    0 3838

                    principal testimonios nuevo

                    Esto sucedió el año pasado, estaba a punto de salir de la universidad y estaba llena de sueños y esperanzas. Tenía un grupo de amigas con las cuales elaboré un proyecto que definiría mi futuro y habíamos escogido a un profesor de la universidad para que nos guiara. Yo tenía problemas con un ramo y este profesor se ofreció a ayudarme a pasarlo sin problemas. Yo lo consideraba como alguien ejemplar, al ser preocupado de sus alumnos, e incluso lo consideré como una amistad más, alguien en quien podía confiar.

                    Pasó el tiempo y aprobé el ramo que tanto me costaba. Estaba muy contenta y se lo conté a mi profesor y él se alegró mucho por mis logros. Pero la felicidad duraría hasta ahí. Un día hablé con mi profesor porque estaba preocupada por el proyecto, no habían fondos y mis amigas parecían no tener interés en continuarlo. Esperé comprensión y apoyo de su parte, pero en lugar de eso me dijo: “Envíame fotos tuyas si quieres lograr tu proyecto”. Me sentí helada y con mucho miedo, no entendía nada de la situación. ¿Qué tenía que ver mi cuerpo con el proyecto? No supe que hacer, así que le envié las fotos porque pensé que me dejaría tranquila si lo hacía.

                    Esa noche dormí mal, me sentí horrible y con mucho miedo, lo peor es que tendría que seguir viendo a este profesor y me sentí tan mal que no fui capaz de decirle a nadie. Pasó el tiempo y todo parecía estar normal, hasta que mi profesor me volvió a acosar. Sin embargo, saqué la voz y le dije que no iba a tolerar más sus acosos, él rió y dijo: “Bueno, ándate a la chucha con tu proyecto, pendeja culiá”. Lo denuncié a Carabineros y fue encontrado culpable, ya que tenía fotos mías y de otras chicas en su computador. Yo saqué mi proyecto y ahora soy muy feliz.

                    Me quedé callada porque tenía miedo y fui juzgada duramente por eso. Incluso mucha gente me responsabilizó de la situación, pero a veces es muy difícil hablar de esto. Si ustedes conocen a alguien que esté pasando por esta situación, no la juzguen, ofrezcan cariño y ayuda.

                      0 3319

                      principal testimonios nuevo

                      En el momento que viví esta situación tenía aproximadamente 14 años y recién estaba empezando a andar sola por la ciudad. Iba camino a la casa de un ex, alrededor de las 11 de la mañana por calle Moneda con Cumming. Estaba muy nerviosa, porque era temprano y sabía que el barrio no era el mejor. De repente, apareció un grupo de personas entre los que venía un tipo mirándome desde lejos y caminando hacia mi. Caminó, siempre con la vista fija en mi, hasta que llegó y tocó mi entrepierna a la pasada. Me tocó sin mayor remordimiento y me susurró algo al oído que no entendí bien. Luego, siguió caminando como si nada. Quedé en blanco sin saber qué hacer, solo seguí caminando, a punto de llorar. Esto sucedió con muchas personas de testigo, hombres y mujeres, y nadie hizo ni dijo algo. Cuando logré llegar donde mi ex, al ver lo consternada que estaba, él se río en mi cara de lo sucedido. Lo tomó como una broma, cambió el tema y ahí quedó.

                      Cinco años después continúo recordando esto. No le he contado a nadie en profundidad, ni siquiera a mi mamá. Cinco años después, comienzo a aprender que esto es considerado como un evento de acoso callejero de tipo traumático; y vaya que tiene sentido. Han pasado muchos años y sigo recordándolo como si fuera ayer: cada vez que salgo sola, cada vez que camino por ese lugar (que evito a toda costa), cada vez que me gritan algo en la calle o, simplemente, cada vez que veo a alguien sospechoso en la calle.

                      Por eso les pregunto a los acosadores, ¿en serio creen que hacer estas cosas es subirles el autoestima a las mujeres? No, no nos sube el autoestima. Nos trauma de por vida. Hago el llamado a pensar un poco, a ver más allá y a empatizar con quien está a tu lado.