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    Soy chilena, pero hace casi 9 años que vivo en Barcelona. Habían pasado 6 años desde que no iba a Chile. Cuando por fin fui, me gustó ver a mi familia, amigos y a mi barrio. Estaba todo bien, hasta que empecé a salir a la calle; casi de inmediato, me agarraron el trasero, me gritaron obscenidades y me molestaron incluso cuando iba con mi madre. No podía salir tranquila con mis amigas, ya que los hombres nos insistían hasta el agobio. Me enfermó la situación. Desde que vivo en España, hace casi 9 años, lo peor que me han dicho es ”guapa”. Sin embargo, casi nunca me dicen cosas así; salgo a la hora que quiero, vestida como quiero y sin miedo. Cuando me preguntan por qué me fui de Chile yo respondo: “porque ser mujer ahí es una mierda”. Hoy tengo un bebé, y no quiero que se críe en una sociedad tan violenta con las mujeres. Es por esto que no tengo interés en volver.

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      El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Urbanos incluyó entre sus objetivos crear espacios urbanos inclusivos con perspectiva de género.

      El “Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos”, comenzó una campaña para reflexionar e intercambiar información y experiencias sobre las ciudades. Esto, tras acordar los “Objetivos del Desarrollo Sostenible”, que busca alcanzar ciudades más amigables desde diversas perspectivas. Entre ellos, lograr espacios seguros desde la perspectiva de género, meta a la que se suma He For She.

      Alice Junqueira, Directora del Área Internacional del Observatorio Contra el Acoso Callejero Chile (OCAC), sostuvo que, tal y como ha sido demostrado en la guía de activismo Beijing+20, “solamente en 2013, en la 57 ª Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), se habló específicamente del acoso sexual callejero en los documentos de los compromisos que asumen los países en el ámbito de la ONU”

      Si bien siempre estuvo reconocido como una forma de violencia, “el acoso callejero es constantemente invisibilizado en estos documentos apareciendo como “otras formas de violencia” o “acoso en otros ámbitos o locales”. Asimismo, Junqueira destacó que desde 2010, han aumentado las campañas de la ONU vinculadas a la temática. Un ejemplo de ello es “Ciudades Seguras”, movimiento global dedicado a la construcción de ciudades seguras e inclusivas con las mujeres y las niñas y, en 2013, la campaña “Espacios seguros para las mujeres y las niñas” y “Únete para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres”.

      Junqueira agregó que “esta creciente visualización es urgente e importante ya que el tema de la violencia en espacios públicos es indispensable para la discusión urbana, pues ¿de qué sirve una ciudad con buena infraestructura o que no contamina si millones de personas, principalmente mujeres y niñas, no pueden ni caminar tranquilas en las calles?”, reflexionó.

      Cabe señalar que la ciudadanía está activamente participando para lograr ciudades seguras e inclusivas para todos y todas”. En relación al acoso callejero, Junqueira explicó que “estamos trabajando a nivel latinoamericano con OcacLatam y articulándonos con ONGs de todo el mundo, como Acción Respeto (Argentina), Chega de Fiu Fiu (Brasil), Stop Street Harassment (EE.UU), Hollaback (NY), Harassment Map (Egipto) etc”.

      Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el objetivo es lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, lo cual representa un amplio consenso internacional donde se reconoce que el desarrollo urbano sostenible constituye un enfoque transformador. Como parte de un programa integrado, las ciudades y los asentamientos humanos tienen un importante papel que desempeñar en todo el espectro de la Agenda 2030.

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        Hace un tiempo, la bloguera y actriz Franchesca "Chescaleigh" Ramsey hizo un video llamado ''Getting Called Out'' en el que señala que actualmente es muy común que la gente haga comentarios sexistas, homofóbicos, racistas, etc., y no actúe de la forma apropiada. Por lo tanto, en su video habla de las reacciones más comunes que tiene la gente y realiza un cambio de enfoque con respecto a la forma de disculparse en estas situaciones.

        Hace un tiempo, la bloguera y actriz Franchesca “Chescaleigh” Ramsey hizo un video llamado ”Getting Called Out” en el que señala que actualmente es muy común que la gente haga comentarios sexistas, homofóbicos, racistas, transfóbicos y que perpetúan la opresión sobre diferentes tipos de minoría; y que, al ser encarados, no reaccionen de forma apropiada. En su video, Franchesca habla de las las actitudes más comunes que tiene la gente y realiza un cambio de enfoque con respecto a la forma de disculparse en estas situaciones.

        En sus argumentos, invita a no actuar “a la defensiva” ni a responsabilizar a quien se ha sentido ofendido u ofendida, así como también rechaza profundamente la justificación basada en la ”intención que tenía alguien antes de emitir un comentario sexista u homofóbico”, ya que lo relevante es el impacto en las personas afectadas y el daño que se les produce.

        Subtítulos: Alejandra Pizarro

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          Chile está en deuda con la mitad de su población: con las mujeres y niñas víctimas de acoso sexual callejero. Y la deuda crece al sumar a los varones y LGBT que lo sufren. ¿Qué ha hecho nuestro país para contrarrestar este fenómeno? Poco o nada. Chile está en deuda, pero puede enmendar y aprender de las experiencias exitosas de otros países, que han decidido combatir el acoso callejero.

          Tal es el caso de Bélgica, donde el acoso sexual callejero se visibilizó por del documental “Femme de la Rue” (Mujer de la calle), que mediante una cámara oculta mostró las diversas formas de acoso en las calles de Bruselas. Gracias al documental, se expuso en el tapete público una realidad que muchas mujeres belgas experimentaban a diario, lo que luego se materializó en la creación de una ley para combatir el acoso sexual callejero.

          Específicamente, la ley belga contra el sexismo define el acoso callejero como cualquier acción o conducta que tenga el evidente propósito de expresar desprecio por un persona o considerarla inferior, a causa de su género, dañando su dignidad. Bélgica ya contaba con una ley para luchar contra la discriminación entre hombres y mujeres, pero en palabras de la Ministra Federal de Igualdad de Oportunidades, Joanne Milquet, era necesaria “una gama de facultades mucho más amplias para poder enfrentar el acoso callejero”, por lo que la ley anti sexista apunta a complementar dicha normativa.

          Asimismo, esta norma considera variedad de circunstancias: reuniones o lugares públicos, en un lugar no público, pero abierto a una cantidad de personas con derecho a reunirse allí; en cualquier lugar en presencia de la persona ofendida y delante de testigos; a través de documentos, impresos o no, ilustraciones o símbolos, que hayan sido distribuidos, vendidos, o expuestos públicamente, o a través de un escrito o documento no hecho público, pero enviado o comunicado a varias personas.

          La preocupación por legislar no sólo ha surgido en Europa, sino también en Latinoamérica. Perú y Paraguay tienen proyectos de ley en tramitación, que abordan el acoso sexual callejero desde una perspectiva integral, apuntando a la participación de diversos ministerios, con el fin de prevenir este tipo de prácticas dentro de un contexto global de violencia contra la mujer.

          Y mientras tanto, en Chile, la deuda persiste: nuestra única iniciativa legislativa relacionada al acoso sexual callejero es del año 2011, cuando un grupo transversal de diputados presentó un proyecto de ley que tipificaba el delito de acoso sexual en público. Sin embargo, este proyecto no avanzó en su tramitación legislativa y solo consideraba las situaciones de acoso sufridas por mujeres.

          Así, la legislación chilena se queda corta a la hora de enfrentar el acoso sexual callejero y entregar respuestas a sus posibles víctimas. Y aunque el tema haya logrado posicionarse en la discusión pública, esto no se ha materializado en acciones concretas por parte de los legisladores, quedándonos relegados en comparación a la experiencia internacional.

          Parte del trabajo de OCAC Chile es tomar medidas concretas para combatir el acoso callejero, siendo una de ellas la creación de un proyecto de ley con un enfoque comprehensivo. Como Observatorio, consideramos necesaria la tipificación de esta conducta, un paso necesario para enfrentar de manera real las prácticas de acoso y abuso sexual callejero. Sólo así comenzaremos a saldar esta deuda con quienes sufren sistemáticamente esta violencia sexual.

          *Columna escrita por Constanza Parada, originalmente para El Quinto Poder

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            El año pasado, me tuve que vestir de pseudo Moulin Rouge para unas actividades del aniversario de mi colegio. Cuando iba caminando al departamento de mi amigo a cambiarme a mi ropa normal, pasó un tipo en bicicleta, que no debe haber tenido más de 19 años -yo tengo 17-, y me dio una palmada en el trasero que me debe haber dolido por lo menos 40 minutos. No pude hacer nada, porque salió pedaleando tan rápido que se me perdió en cinco segundos. Quedé asqueada y con miedo todo el día.

            Esto es para quienes suelen decir ”son puros viejos depravados”. No, no es así. Esta generación, MI generación, es igual a las demás. Da pena saber que sus papás no son capaces de enseñarles a respetar.