Santiago

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    Convocada por la Coordinadora Feminista en Lucha, la manifestación que se realizará este miércoles tendrá como motivo central la lucha por el aborto libre.

    La ola feminista sigue creciendo y sumando más adherentes. Porque esto no se puede detener y porque aún recordamos a todas las mujeres y niñas que se han visto en la violenta obligación de convertirse en madres, es que la Coordinadoras Feminista en Lucha convoca a una marcha el 25 de julio a las 18:00 horas en Santiago.

    En concreto, las feministas llenaremos las calles porque luchamos por:

    1. Aborto libre: porque defendemos el derecho a decidir sobre cómo vivir nuestra sexualidad y reproducción. Somos nosotras y no los médicos, jueces o sociedad, quienes tenemos el derecho a elegir qué hacemos con nuestro cuerpo y nuestra vida.

    2. Aborto legal: porque creemos que abortar es un derecho que debe ser garantizado, que no es posible ejercerlo si no se nos garantiza acceso a la información y medios para ello. Las barreras de clase son el factor principal que nos niega dichos accesos y nos somete a la clandestinidad y todos los riesgos que eso significa.

    3. Aborto seguro: para que se realice en condiciones óptimas, dejando fuera el comercio ilegal de medicamento.

    4. Aborto gratuito: porque sabemos que en un Estado que es subsidiario de nuestros derechos, donde el sistema de salud es un negocio, la única forma de garantizar el pleno acceso para todas, sin mediar barreras de clase, es la gratuidad.

    La marcha, que ya cumple su sexta versión, es una parte de la lucha por la libertad de decidir si queremos o no ser madres, por la autonomía de elegir cómo llevar adelante nuestra sexualidad y reproducción, que incluye, si queremos, interrumpir un embarazo que no deseamos. Luchamos para que abortar no signifique arriesgar la vida ni la integridad física y psíquica de ninguna mujer cuando se realiza en la clandestinidad y la precariedad.

    Movimiento latinoamericano

    Sumando al esfuerzo de las compañeras en Argentina y del resto de Latinoamérica por un aborto libre, legal, seguro y gratuito, las feministas chilenas adoptamos la ya reconocida pañoleta verde, pues somos parte de un mismo movimiento, donde la consigna es clara y es la misma que se repite en todo el continente: anticonceptivos para no abortar, educación sexual para decidir y aborto libre para no morir.

    ¡Nos vemos allá porque #NoBastan3Causales!

     

    Fuente: Comunicado Coordinadoras Feministas en Lucha.

     

    Foto: Viojf

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      25 ciudades del país se unen a la convocatoria.

      En 1975, las Naciones Unidas declaró el 8 de marzo como la fecha oficial del Día Internacional de la Mujer, en recuerdo de los cientos de mujeres de una fábrica de textiles de Nueva York que salieron a protestar en contra de los bajos salarios que recibían, que eran menos de la mitad de lo que percibían los hombres por la misma labor, y que terminó con 120 mujeres fallecidas debido a la brutalidad con la que la policía actuó.

      Desde ese entonces, cada 8 de marzo, se conmemora a estas valientes mujeres que se atrevieron a alzar la voz y a luchar por sus derechos, pero también se recuerda a los movimientos políticos, sociales y culturales que a través de la historia han luchado por lograr la igualdad de derechos entre hombre y mujeres.

      Es por eso que este jueves más de 150 países preparan movilizaciones para exigir demandas históricas de las mujeres. En España las organizaciones feministas, emulando la huelga simbólica de las islandesas que en 1975 paralizaron el país, llamaron por primera vez a una huelga general contra la discriminación de género bajo el lema “Si nuestras vidas no valen, ¡produzcan sin nosotras!”. Mientras que Argentina por segundo año consecutivo realizará un paro general de mujeres; el año pasado fue bajo la consigna #NiUnaMenos y esta vez por #AbortoLegalYA.

      Chile tampoco queda ajeno a estas movilizaciones. Diversas organizaciones sociales, feministas  y sindicales estarán realizando actividades a lo largo del país para exigir un futuro más justo, menos violento y más feminista.

      Si bien en el actual Gobierno se han realizado avances como la despenalización del aborto en tres causales y la urgencia que se le dio al proyecto de ley de Identidad de Género, aún queda mucho por avanzar en temas de brechas salariares entre hombres y mujeres; en la falta de mujeres en altos puestos; en la discriminación por la maternidad; en la desvalorización del trabajo no remunerado que las mujeres hacen en las casas; en la violencia de género, en el acoso sexual callejero, entre otros.

      En ese contexto, el Observatorio Contra el Acoso Callejero de Chile (OCAC Chile) invita a hacer un alto en la rutina diaria, a reflexionar y a adherir a las movilizaciones convocadas para exigir igualdad de derechos, construir un mundo libre de discriminación y exclusión, y frenar todo tipo de violencias, en especial, las que se ejercen a diario en las calles y en el transporte público.

      Proyecto de ley Respeto Callejero

      Caminar en paz por la calle es un derecho, pero no todos ni todas lo disfrutan por igual. La primera encuesta nacional que realizó OCAC arrojó que, en promedio, las encuestadas comenzaron a sufrir acoso a los 14 años y que un 20% de las mujeres adultas lo sufrían todas las semanas. En un segundo estudio, realizado entre noviembre de 2014 y enero de 2015, llamado: “¿Está Chile dispuesto a sancionar el acoso callejero? Estudio de caracterización y opinión sobre el acoso sexual callejero y sus posibles sanciones”, se constató que tres de cada cuatro personas habían sufrido acoso sexual callejero en Chile, en los últimos 12 meses. Es decir, un 75% de la población. En el caso de las mujeres, la cifra llegó al 85% y de los hombres al 55%.

      Tras estos estudios es que en marzo de 2015 OCAC ingresó al Congreso el proyecto de ley Respeto Callejero que tipifica y sanciona el acoso sexual. Luego de un año de tramitación, la iniciativa legal fue aprobada de forma unánime en la Cámara de Diputados. Sin embargo, desde su aprobación, no ha habido voluntad política para aprobar este proyecto de ley que lleva dos años durmiendo en el Senado.

      Marchas a nivel nacional

      25 ciudades de Chile se unen a la convocatoria de la jornada de protesta del Día de la Mujeres Trabajadoras #ContraLaPrecarizaciónDeLaVida.

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        principal testimonios nuevo

        Debido a que no me gusta estar encerrada, suelo salir harto. Supongo que eso aumenta mis probabilidades, tal vez sólo es mala suerte, o simplemente las calles están llenas de acosadores, o todas las anteriores. Estas son mis experiencias:

        La primera vez que me acosaron era súper chica, iba como en séptimo básico. Estaba con ropa de colegio junto a mis amigos jugando videojuegos adentro de un supermercado, cuando vino un tipo y me tocó una pierna. Yo grité y les dije a mis amigos y uno de ellos salió persiguiendo al tipo en cuestión. Yo fui donde un guardia y este me dijo: “¡Déjelo!, que no le pegue su amigo porque él es enfermito y viene siempre para acá y hace esas cosas”. Quedé impactada al saber que lo dejaban hacer esas cosas con tranquilidad a cabras chicas de colegio y quién sabe a cuántas más. Me enojé muchísimo y quise insultar al guardia. Ahí aprendí que tienes que defenderte solita y defender a las demás.

        En otra ocasión, ya más grande, yo estaba sentada en la micro al lado de la ventana y un viejo se sentó junto a mí como cualquier persona no más. Yo iba con el bolso sobre las piernas y de un momento a otro sentí algo extraño en mi cadera, levanté mi bolso y era la mano de este viejo que iba en dirección a mi entrepierna. Le pegué en el brazo, lo empujé, me senté más atrás y le grité como pude porque no me salía la voz, le dije: “¡Viejo degenera’o!”. Algunas personas se dieron cuenta, pero él ni se inmutó. Se bajó cuatro paraderos más adelante, justo en el que me tenía que bajar yo, así que preferí bajarme después y darme una vuelta gigante por otras calles. Me arruinó el día, tenía demasiada rabia por lo ocurrido, por no haber actuado diferente y haber hecho algo más.

        En otra, yo iba en el Metro cuando un viejo me tocó el trasero, lo agarré del brazo, lo miré a los ojos y le dije: “Cuidadito con las manos hueón” y le enterré las uñas unos buenos segundos. Sonó la puerta y se bajó corriendo. Una señora me felicitó.

        Una vez vi a un viejo que iba punteando a una niña como de 14 años y le dije: “¡Oye!, córrete de atrás de la niña, la micro tiene harto espacio pa’ atrás”. El viejo se desfiguró entero y se fue calladito. La cabra no entendiendo nada, se avergonzó.

        También me ha tocado escuchar a viejos que le gritan a escolares y yo les grito de vuelta o me voy caminando al lado de ellas cuando es de noche. Es raro y es lindo eso. En las micros las mujeres nos sentamos con las mujeres y en las calles oscuras y paraderos también se forman silenciosos grupos de mujeres que se acompañan porque, de una manera u otra, todas sabemos que es difícil y peligroso. Además, si algo pasa, solo otra mujer te puede entender y ayudar.

        Es súper estresante caminar por la calle, sobretodo en Santiago (en otra región me relajo un poco). Yo defiendo mi espacio con uñas y dientes. Si un tipo se me pone muy cerca me corro, lo alejo o lo encaro.

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          principal testimonios nuevoHoy, y a plena luz de día, en la intersección de las calles Compañía y Estado, un tipo de más de 40 años se me cruzó y me dijo al oído: “Ohhh, la media pechuga que se gasta” y algo más que no recuerdo bien, pero de la misma índole. De inmediato sentí como me llenaba de rabia, y como ya estaba cansada de siempre hacer oídos sordos, me devolví y lo encaré, pero él siguió… Me enojé tanto que sin pensarlo le pegué.

          Si no hubiera sido por un caballero que se puso delante mí para defenderme, hoy tendría mi cara destruida, porque el que me acosó me miró con cara de demonio y me iba a responder el golpe. Creo que su expresión fue lo que más me impactó, aún me tiene nerviosa y con miedo…

          Luego de eso, me retiré y caminé hasta calle Huérfanos con Estado y allí me escondí en un pasaje, porque ya no podía más: lloré de rabia, impotencia y miedo. Al ver mi estado unos caballeros se acercaron para ofrecerme su ayuda; decían que ellos habían visto lo que pasó, pero yo no quería ni moverme, sentía que si salía aún podía estar el tipo que me acosó. Finalmente, y ante la insistencia, acepté la ayuda de uno de ellos y fui a Carabineros.

          Ahora estoy más tranquila, ya han pasado unas horas, pero pienso en la cara del tipo cuando me iba a pegar y ¡me da mucho terror!

          Ya estoy aburrida de salir a la calle en estas condiciones. A mí me encanta caminar sola, pero ya no puedo, porque siempre alguien me molesta. Algunos son más sutiles y otros muy ordinarios. La verdad es que como sea, es una situación que me molesta y me da miedo.

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            Esa fue la primera vez en que me sentí acosada en la vida. Nunca me había sentido tan asqueada, lo peor es que me sentí asqueada por mí, por ser mujer.

            Tenía unos 9 ó 10 años, estaba con mi mamá esperando la micro, frente al Líder de General Velásquez. Estaba con falda, una falda de niña, obvio; me llegaba a las rodillas y ni pechugas tenía en ese tiempo. Un tipo empezó a llamar mi atención haciendo un sonido ‘chht chht’ para que lo mirara, entonces empezó a lamerse los labios de forma sexual y a tocarse el pene. En ese momento de verdad que quedé congelada, sentía que no sabía qué estaba pasando y me asusté. Comencé a mirar hacia otro lado pero el tipo seguía. Ni si quiera tuve el valor de decirle a mi mamá en primera instancia, hasta que le pedí que nos corriéramos de allí y lo notó. Jamás había escuchado a mi mamá gritarle a un desconocido en la calle: “viejo asqueroso, ¡pedófilo!”.

            El paradero estaba lleno y nadie hizo nada. Luego pasó la micro y el viejo asqueroso, desde abajo de la micro, hizo el mismo gesto con los labios y me tiró un beso. Mi mamá, obvio, estaba enrabiada y me decía que no le hiciera caso, que era un enfermo.

            La situación yo creo que me afectó mucho cuando me empecé a desarrollar. Cuando me empezaron a crecer las pechugas me empecé a conseguir vendas para tapármelas, porque me asqueaba de una forma impresionante ser mujer.

            Ahora, cada vez que me dicen algo en la calle, recuerdo a ese viejo asqueroso. Me costó harto entender que no debo sentirme culpable y creo que, al contrario de lo que muchos dicen, justificando con un “es algo lindo, te sube el autoestima”, a mí me la bajan, me degradan, como lo hizo ese viejo.

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              Siempre que salgo a la calle, me preocupo de salir vestida par tratar de evitar chiflidos y piropos. En general, son los maestros de las construcciones los más piroperos. Pero el relato que voy a contar no tiene nada que ver con ellos. Fui acosada sexualmente por un hombre vestido con terno. Se veía una persona de clase alta, con educación.

              Estaba cruzando una pasarela en la comuna de Las Condes y, al finalizar dicho trayecto, sentí la presencia de un hombre muy cerca mío, detrás de mi espalda. Tuve miedo, porque pensé que me iban a asaltar. Al voltear, veo a ese hombre de aproximadamente 30 años, grabando mi trasero con su celular, a pocos centímetros de mi cuerpo. Lo encaré y le dije: ¿¿Qué onda?? Me dijo: ¡Perdón! y salió corriendo.

              Yo estaba en estado de shock y no alcancé a gritarle ni a perseguirlo. Cuando empecé a recordar lo sucedido, me di cuenta de que el tipo estaba grabando debajo de mi falda, que era suelta hasta la rodilla, cero provocativa. Tengo rabia de no haber podido pegarle una cachetada o haberle sacado una foto para denunciarlo.

              Sé que lo que me pasó no es nada al lado de lo que le pasan a miles de mujeres de este país. Pero siempre es bueno denunciar cualquier tipo de acoso, ya sea físico, verbal o audiovisual. Aunque las mujeres seamos bonitas y estupendas, eso no les da derecho a los hombres a vernos como objeto sexuales, ni menos a acosarnos. No podemos permitir que esto siga sucediendo.

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                Sean adultas o menores de edad, el sujeto persigue a las mujeres que llevan falda. Con un artefacto tecnológico en la mano, espera que pasen por un ducto de ventilación para verles la ropa interior.

                En pleno centro de Santiago, en Ahumada con Moneda, un hombre persigue a las mujeres que visten faldas, se acerca a ellas por detrás con lo que se presume un dispositivo tecnológico que saca fotos o graba su ropa interior. Sin embargo estas conductas quedan impunes ante la ley.

                El acosador lleva gafas oscuras y viste como cualquier ejecutivo que transita por el centro de Santiago. Su actuar consiste, según quedó expuesto en el reportaje de Chilevisión Noticias, en pararse en esa esquina y seguir por algunos metros a cualquier mujer que usa falda, sean adultas o escolares, espera a que pasen por un ducto de ventilación y se devuelve a su punto de origen para acechar a otra.

                Estas prácticas no están tipificadas como delitos, explicó Daniela Castillo, del área jurídica de OCAC Chile, ya que “no caben dentro de la figura del abuso sexual porque no existe contacto entre las víctimas y el acosador”.

                La única posibilidad de sancionar esta conducta es a través de “ofensas al pudor”, pero de acuerdo a Castillo esta regulación no es apropiada, porque no enfrenta el tema “desde la perspectiva de los derechos de la mujer”, mas bien, debido al contexto en que fue creada la legislación, “se apunta a proteger la “moral pública” y sancionar conductas que generen escándalo o que puedan ofender al público”.

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                  Cerca del lugar donde trabajo -General Blanche, Las Condes- hay una plaza donde vamos a descansar después de almorzar. Un día apareció un tipo y se sentó detrás de la banca donde estábamos sentadas con mi compañera.

                  Notamos que el tipo movía su mano rápido, pero decidimos no mirar, creímos que éramos mal pensadas y que tal vez nos equivocábamos al creer que estaba tocándose.

                  Unos días después, volvió a aparecer por la plaza y se sentó en el mismo lugar, siempre con actitud sospechosa y mirando los árboles mucho rato antes de sentarse. Lo volvió a hacer: se estaba masturbando descaradamente, esa vez ya no tuvimos dudas. Para él es una costumbre, ha vuelto varias veces y lo vemos después de almorzar. Ayer lo esta a haciendo y decidí sacar mi celular para tomar una foto. Él se debe haber dado cuenta porque se paro rápido y se fue.

                  El tipo no me asusta porque es chico y no se acerca a la gente (pero sabe que lo pueden ver), sólo me preocupa que cerca de esa plaza hay una universidad y un instituto donde se puede encontrar con chicas más jóvenes y nadie tiene porqué presenciar eso en la calle o en la plaza donde vas a pasar el rato.

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                    Iba camino a mi trabajo, con una camisa a rayas suelta y que me tapa el trasero, unos pantalones de tela y mis botines con taco. En la escalera mecánica, adelanté a un hombre  (de unos cuarenta y tantos) y pasé por el lado suyo. Yo iba con mis audífonos, pero con la música apagada. Al pasar junto a él, me dijo: “shhh, mmmh, cosita rica, uy amor”, de una forma tan asquerosa. Alcancé a subir dos peldaños, cuando no pude contener la rabia y es asco, así que decidí encararlo. Le dije “ordinario, qué te creís”. A lo que él me dijo “y qué tanto si estai entera buena”. En eso llegué arriba de la escalera y me detuve para encararlo nuevamente, increpándolo, le dije que era un ordinario. Entonces él se puso choro. Me asusté, pero no bajé los hombros y me puse firme, con la rabia que tenía le di un palmazo en la cabeza. Él me empezó a insultar, entonces me puse a gritar y  llamar al personal del Metro, él se fue corriendo como un bandido.

                    Luego me lo topé en la micro y cuando se bajó y desde abajo me gritó fuerte “MARACA”. Luego de haber vivido esa experiencia tan desagradable, yo me pregunto, más encima ¿maraca? ¿por defenderme y no dejar que me insultara? Basta ya se abusos, yo no tengo un gran físico no soy una modelo ni nada, soy rellenita con todo lo que dios me dio, jamás ando provocando tampoco, pero me encantaría poder caminar como quisiera en público sin tener que soportar que me invadan o me digan groserías.

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                      El día sábado 5 de abril se convocó a una actividad abierta en el Parque Bustamante de Santiago, con el fin de que Chile participara de la Semana Internacional contra el Acoso Callejero.

                      En la actividad se realizó la difusión de folletos informativos y del folleto anti-acosadores, una intervención participativa, fotografías con consignas escritas por las/os asistentes, un conversatorio y una clase de defensa personal. Contamos además con la colaboración del Kolectivo Poroto.

                      La iniciativa de esta Semana Internacional es de Hollaback!, organización con base en Estados Unidos, cuyo fin es terminar con el acoso callejero a nivel mundial, motivo por el cual trabajan en conjunto con múltiples organizaciones de todos los continentes.

                      Aquí puedes revisar todas las iniciativas realizadas alrededor del mundo.