Soy una joven de 18 años. Cuando iba destino a mi trabajo, la micro iba demasiado llena. Al lado mío se encontraba un hombre metalero que, al verlo, me dio mala espina. Yo iba con vestido, cosa que nunca me pongo. Era la primera vez que lo usaba. El tipo iba muy pegado a mí, lo empujaba con mi codo para que no estuviera cerca mío. Cuando me iba a bajar, el hueón degenerado me tocó mi parte íntima. Lo único que atiné fue a putiarlo. ¡Había tanta gente y ninguna persona pudo ayudarme! Desde ese día que ya no me atrevo a ponerme un vestido.
Llegué llorando a mi trabajo, ¡me sentía sucia! Qué chucha tienen los minos en la cabeza. Hasta dónde llegará la morbosidad y depravación.