violencia invisibilizada

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    Para combatir el sexismo y su impacto negativo en las ventas, las tiendas han tenido que cambiar la experiencia de la clientela a través de variedad en la oferta de productos, capacitaciones y nuevas contrataciones.

    Hace unas semanas, el medio ‘‘Reverb’’ publicó un artículo sobre el sexismo en las tiendas de música, en el que se señala que además de traspasar barreras en medios de comunicación, publicidad y productos, también está pegando fuerte en la industria musical. Y es que en el afán de llenar los rankings musicales con hombres adolescentes, se relegó a las mujeres a un papel secundario. Situación que hoy le está costando caro a la industria.

    En el medio se cuenta que para combatir el sexismo y su impacto negativo en las ventas, las tiendas han tenido que cambiar la experiencia de la clientela a través de ofertas de productos más variados, capacitaciones y nuevas contrataciones. Ello, con el fin de que se respete la diversidad de todos los clientes.

    En esa línea, Meyer De Wolfe, dueño de “Wolfe Music”, enfatiza la importancia de no asumir nada o emitir algún juicio sobre el conocimiento musical, la capacidad o el poder adquisitivo de la clientela, ya que puede ser visto como un acto condescendiente y alejar al potencial cliente del negocio. ‘‘Estamos felices de mostrarles todo de una forma no prejuiciosa, porque en general en las tiendas de música se piensa que el cliente (hombre o mujer) saben todo sobre guitarras, y ese no es el caso”, afirma.

    Asimismo existe una percepción de que las mujeres no son bienvenidas en las tiendas de música, por lo que Michael Samos, de “Empire Guitars”, para combatirla dice que él está consciente de lo que va a vender y lo que no.‘‘En particular en el mundo de los pedales hay algunos nombres de productos que me hacen sentir incómodo. Por lo mismo son descartados inmediatamente, sin importar qué tan bueno sea. Creo que las tiendas deben ser pensadas como un proyecto basado en la comunidad. En esa línea, es importante ofrecer un acceso igualitario a la información y al equipo, de manera que la comunidad se abra a las mujeres. Especialmente en las tiendas pequeñas, porque si no son lugares cómodos y accesibles,verán reducida su comunidad y la oportunidad de vender’’, explica.

    Junto con ello, Samantha Suause, una profesional de las ventas en ‘‘Island Music’’, asegura que la capacitación puede tener un impacto positivo para disminuir el sexismo en las tiendas de música: ‘‘Cada vez que contratamos a una nueva persona, nos sentamos, repasamos nuestras políticas y le enseñamos cómo deben vender y tratar a la clientela. Cuando hacemos eso, la gente sabe que puede hablar con cualquiera, ya sea hombre o mujer, y que nosotros sabremos sobre qué están hablando y que los ayudaremos en todo lo que podamos’’.

    Adicionalmente, las tiendas también deben estar conscientes de cómo tratan a las vendedoras señala Jennifer Tabor, fundadora y gerenta de “Souldier Straps”, ya que ‘‘existen muchas tiendas que no se hacen responsables de las vendedoras’’.  A modo de ejemplo, cuenta que en varias ocasiones la gente se le ha acercado para preguntar dónde está el hombre que atiende. Al no encontrarlo algunos se van o simplemente se dan cuenta que buscan a alguien que no existe: “Ellas quieren a un hombre, porque no pueden negociar conmigo como dueña del negocio. Cuando estas personas vuelven, tengo que decirles que no hay ningún hombre con el que ellos puedan conversar. Entonces se olvidan del tema, porque les gusta el producto y continuamos con la venta’’.

    Si bien esta situación puede parecer cómica, la gerente de Souldier Straps dice que no es un hecho aislado, puesto que en el 15% de las tiendas que debe visitar, no la toman en cuenta porque creen que ella no sabe de lo que está hablando: ‘‘Soy una persona lo suficientemente segura, por lo que en realidad no me ofende. Yo puedo enfrentarlos codo a codo, sin embargo hay muchas mujeres que se echan para atrás, no enfrentan la situación y no vuelven a la tienda’’.

    Para Jan King, guitarrista, cantante y escritor de ‘‘Jan King and Medicine Ball’’, existen por lo menos tres razones para avanzar y contribuir con el fin del sexismo en la industria: porque es lo correcto, es bueno para los negocios y es cada vez más simple. En ese sentido, crear un entorno acogedor para las mujeres no tiene porqué ser difícil, requerir mucho tiempo o ser costoso. ‘‘Solo se necesita ser respetuoso, amable, no condescendiente y alentador. No creo que sea mucho pedir’’, afirma. 

    Por su parte, Graciela Salinas, colaboradora de prensa en el área de comunicaciones de OCAC y autora de la tesis ‘‘Playing like a girl: the impact of gender in the working experiences of women drummers and sound engineers’’ para un Master of Arts en la Universidad de Melbourne, señala que ‘‘la idea de la música popular, en especial el rock, como un ‘territorio masculino’ está muy naturalizada, a pesar de que la presencia de mujeres en el área crece día a día. Se asume que es cosa de hombres, que si ves a una mujer en una tienda de música, le está comprando algo al pololo. Muchas de las experiencias de las profesionales en esta industria están ligadas al doble esfuerzo que deben realizar para validarse con sus pares y el público, a la cosificación por parte de los medios y la industria en su totalidad, a ser tratadas como un grupo aparte en la música, como intrusas o simplemente al hecho de ser invisibilizadas. Las frases: ‘tocas como niña’ u ‘oye, eres buena… para ser mujer’, son muy comunes en los relatos de las mujeres en esta área’’.

    Además Salinas indica que durante su tesis comprobó las hipótesis de otras investigadoras respecto a prejuicios contra las mujeres en la música, ya que “se da por hecho que la mujer no tiene la capacidad física de cargar instrumentos, de armar y desarmar equipos o de manejar tecnología. Es por eso que dos de los roles más hostiles para las mujeres suelen ser el de baterista y el de sonidista. Todas mis entrevistadas comentaron que en más de una ocasión, tanto hombres como mujeres, asumieron que ellas no podrían hacer bien su trabajo sólo por el hecho de ser mujeres. Olvidan que, por ejemplo, tanto un hombre como un mujer sonidista pueden lesionarse si cargan equipo sin la técnica y las precauciones necesarias”.

    Imagen: Reverb, portada de revista ‘‘She Shreds’’ y de ‘‘Guitar World’’ que recientemente desencadenaron un extenso debate sobre cómo se muestra a las mujeres en la cultura musical.

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      Se ha iniciado una campaña para recaudar fondos con el fin de costear el tratamiento. 

      La semana pasada el medio británico ‘‘The Independent’’ publicó una noticia sobre una adolescente de Luisiana que deberá someterse a cirugía reconstructiva, luego de ser acosada y maltratada por un grupo de hombres por el sólo hecho de usar un bikini.

      En el diario se relata que Jessica Byrnes-Laird de 18 años estaba en traje de baño y sentada en el asiento copiloto de su auto, esperando a que su novio saliera de una tienda en Shreveport (Luisiana), después de que ambos habían ido a nadar, cuando cuatro hombres la empezaron a acosar y a insultar. Al percatarse de esta situación, su novio enfrentó a los acosadores, dando inicio a una feroz pelea.

      De acuerdo a lo informado por la joven al canal KTSB de Estados Unidos, la contienda terminó cuando uno de los hombres lanzó una tubería de metal por la ventana abierta del copiloto, golpeándola directamente la boca. “Miré hacia abajo y vi mis dientes en mi mano e inmediatamente empecé a sangrar mucho’’, dijo la adolescente, que también afirmó estar muy afectada por lo sucedido. Ella también agregó: ‘‘honestamente tengo un poco de miedo, porque al pasar por esto, te das cuenta lo delicada que es la vida y nunca sabes qué puede pasar. Las cosas pasan muy rápido y sin previo aviso’’.

      Debido a la gravedad del ataque, la mujer tendrá que someterse a cirugía y a múltiples implantes dentales. El costo del tratamiento podría ser mayor a $8.000.000 (US $12.000) de acuerdo con la página de recaudación de fondos ‘‘Go Fund Me’’, que hasta ahora ha recaudado alrededor de $12.000.000 (US $18.000). La policía señaló que aún están buscando a los hombres que atacaron a la adolescente, por lo que decidieron publicar el video de vigilancia de la escena del crimen.

      En Estados Unidos, cada vez que ocurre un crimen racial, la raza debe ser considerada como un factor en el crimen, situación que no se replica cuando se trata de violencia de género. María José Guerrero, Coordinadora del Área de Estudios de OCAC Chile señala: ‘‘La violencia de género es invisibilizada no sólo en aspectos legales (como factor en el crimen), sino también por la forma en que la construimos discursivamente. Por ejemplo, al decir que ‘fue agredida por usar un bikini’ dejamos bajo la alfombra la variable de género. Afortunadamente en el caso de los crímenes raciales, esta violencia se ha comenzado a construir discursivamente como lo que es aunque no en su totalidad, pero al menos cuando se dice que alguien fue atacado por ser negro, chino, sudamericano, etc., la variable racial ya se encuentra visibilizada. Sin embargo cuando se dice que una mujer fue agredida por ‘usar un bikini’, se ignora el hecho de que fue agredida por ser mujer y que fue agredida porque hay constructos sociales que lo permiten. De esta manera, el género se invisibiliza como factor en el crimen de este y otros casos de violencia de género’’.

       Imagen: The Independent