“Vi un hombre de aspecto desaseado, con su pene afuera, masturbándose y acercándose a mí”

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    Tenía 15 años y luego de la hora de almuerzo, me iba caminando al colegio. Como eran cerca de las 14:00 horas casi no había gente en la calle. Estaba todo muy tranquilo. Iba escuchando música, cuando de pronto levanté la mirada y vi un hombre de aspecto desaseado, con su pene afuera, masturbándose y acercándose a mí. Tenía mucho olor a trago, me acorraló contra la pared de una casa e hizo ese maldito sonido como jadeo en mi oído (que lamentablemente he sentido muchas otras veces). Alcancé a empujarlo, perdió el equilibrio y corrí despavorida.

    Llegué tan asustada al colegio que mis compañeros me preguntaron qué es lo que me había pasado; cuando les conté me respondieron algo insólito y a la vez doloroso: “es tu culpa, eso te pasa por andar leseando por ahí… nadie te manda a venirte caminando… andai buscando que te hagan algo…”.

    Solo años después me convencí que no era mi culpa. Pero en el momento, la incomodidad y el temor de volver a escuchar esas respuestas, hicieron que no le contara a mi familia.